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¡ Que viene el fisco !

Si pudiera, forraría las estanterías de la boiserie del salón con los tomos de la colección completa de Super Humor, de la añorada Editorial Bruguera, y con la obra completérrima del maestro Forges  (con F, no confundir con un tal Borges, José Luis). Pero no estoy autorizado para ello y me contento con almacenar este arsenal de viñetas, chistes y risas de construcción masiva en un trastero que he convertido en mi sancta santorum particular.

  • Última actualización
    22 julio 2019 17:32

En una de mis últimas incursiones a este templo sagrado del humor gráfico patrio me he topado con una descacharrante historieta de Mortadelo y Filemón titulada “¡Que viene el fisco!” y que se serializó en los números del 205 al 213 de la revista “Mortadelo”.   En ella, Mortadelo y Filemón deben ayudar al inspector de Hacienda “Implacáblez” a recaudar fondos de varios defraudadores entre los que se encuentran “El Barón de Bebemos”, un terrateniente que se niega a pagar alegando “pamplinas legales”; un tacaño, “Anacleto Tacáñez”; un cantante de pop, “Agosto Toleaño”; un adolescente, “Tato Pasotíllez”, y un futbolista, “Joe Penalty”, que parece que debe medio millón en atrasos pero en realidad es Hacienda el que se lo debe.

Antonio Fraguas “Forges” dejó dicho en su última entrevista, antes de reunirse con San Mamés, allá en las alturas, que en España la persona que no paga a Hacienda es un “héroe”. Discúlpame Antonio, pero esta vez no puedo estar de acuerdo contigo.  La conciencia colectiva ha cambiado y el problema ya no radica tanto en no pagar a Hacienda sino en pagar la parte proporcional, la justa, la que corresponde. Pero, ¿ quién decide qué es lo “justo”?

La política fiscal, y en concreto, el nivel de tributación, es la gran herramienta de los Gobiernos para llevar adelante  sus políticas económicas. Por ello, en cada cambio de Gobierno siempre se recurre a la necesidad de abordar una reforma completa del sistema fiscal que haga efectivos, según el parecer de cada  Gobierno, los principios constitucionales de generalidad, igualdad, progresividad y capacidad económica. Esta debería ser una de las prioridades del nuevo Gobierno que ayer comenzó a gestarse en el Congreso de los Diputados  con la primera jornada de la sesión de investidura de Pedro Sánchez. 

La fiscalidad es un concepto recurrente también en las preocupaciones de las empresas del sector logístico-portuario español. Así, en los últimos días hemos leído que ANESCO analizará la presión fiscal sobre las empresas estibadoras en España y, en particular, con relación a la tasa de ocupación del dominio público portuario; que la Federación Española de Transporte, Servicios Integrales para Transportistas Autónomos y Pymes (Fetransa) ha presentado el avance de su “Estudio sobre Fiscalidad”  en el que defiende el mantenimiento de los actuales tramos de cotización por módulos, o que Puertos del Estado estudia una fiscalidad más favorable para empresas que apuesten por la sostenibilidad.

Una presión fiscal más alta o baja produce muy importantes consecuencias en las cuentas de resultados de las empresas del sector logístico, más incluso que las que se derivan del ámbito laboral. Y sin embargo, no generan la misma atención en el público. Por ejemplo, el sistema portuario español, exento hasta la fecha del Impuesto de Sociedades, por el que sí tributan los puertos de otros países de la Unión Europea, tiene ante sí una nueva  obligación fiscal que la CE sitúa a partir del 1 de enero de 2020. 

En el ámbito doméstico, no es ningún secreto que las empresas aguardan con cierta inquietud las nuevas políticas fiscales del hipotético Gobierno de coalición que presumiblemente se gestará esta semana. Si viene el fisco, que nos pille preparados. Con Mortadelo y Filemón. O sin ellos.