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Entre los dedos

Escribo estas líneas al tiempo que trato de frenar un impulso que me llevaría a soltar todo tipo de improperios en torno a la forma en que algunos tratan de hacer periodismo aniquilando cualquier atisbo positivo que pueda emanar de un puerto.

  • Última actualización
    05 junio 2019 17:43

Estoy convencido de que cierto tipo de prensa, la generalista básicamente,  necesita enemigos. Y no hay mejor enemigo que el que no se puede defender.

Los puertos se han convertido en auténticos sacos de pegada de boxeo. Aguantan todo y de todo con la estoicidad necesaria de quien sabe que si abre la boca, por mucho que tenga razón, se la van a cerrar a golpe de populismo barato.

Hablar “del vecino incómodo” o demonizar una obra portuaria mediante una simulación de cómo cambiará el horizonte en los próximos años sin dibujar, justo al lado, cómo cambiará y ha cambiado el horizonte económico, laboral y social gracias a este tipo de inversiones, es simplemente vergonzoso... y tendencioso.

Sí, ya sé que todo se puede matizar y que a nosotros se nos podría acusar justamente de lo contrario. La diferencia, quizás, reside en que este Diario trata de aportar siempre las dos visiones y no siempre una de las partes está en condiciones de transmitir un discurso coherente y veraz.

Lo siento, pero no merecen más desgaste por nuestra parte. Confiamos en la inteligencia de las personas que se molestan en leer la prensa cada día y se preocupan por formarse una opinión. Y aquí dejamos ya este tema... de momento.

Me gusta recordar, puede que con demasiada asiduidad, que el tiempo se nos escapa entre los dedos. Tenemos la oportunidad de aprovecharlo al máximo mientras lo tenemos en las manos, porque luego no hay fórmula conocida para recuperarlo.

Parece que fue ayer cuando arrancábamos el curso, escolar en este caso, con la mirada fija en la celebración del 25º aniversario de Diario del Puerto. La propia dinámica del día a día nos ayudó a comprender que, pese a la importancia de la cita, lo verdaderamente relevante no eran los 25 años vividos, sino los que tenemos por delante. Eso es así. Hacer un periódico es algo que puede hacer casi cualquiera, lo complicado es hacer dos, tres, cuatro...seis mil, y no quedarse en el intento.

Ma refería al tiempo porque casi sin darnos cuenta nos hemos encaramado al final del segundo semestre del año, una barrera psicológica, remarcada por el inmediato periodo vacacional, que en nuestro sector viene además subrayada en rojo por los certámenes feriales que salpican el calendario.

Este año, además, el Salón Internacional de la Logística que se celebra en Barcelona, y que supone un auténtico punto de inflexión en la agenda logística, ha abandonado su tradicional cita de la conclusión de la primavera para estrenar la estación estival a finales de este mes. Y para eso no queda nada, o para ser más concretos, dos semanas y media.

Les animo a practicar el optimismo. No tiene efectos secundarios negativos  y, además, está más que demostrado que contribuye a mejorar el estado de ánimo (no el suyo, sino de los que tiene alrededor).

Como decía, el tiempo pasa demasiado rápido como para tener que rendir cuentas de cada minuto pasado. Lo mejor, siempre, está por venir.