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Ideas gratis (razón aquí)

En calidad de ciudadano responsable que intento ser, me gusta participar activamente en todas aquellas iniciativas que reclaman la voz o la ayuda de los vecinos para advertir ineficiencias, desperfectos o cualquier cosa, incluso sugerencias, que se te pase por la cabeza. Casi cualquier cosa, matizo.

  • Última actualización
    21 abril 2021 12:28

Confieso que una vez descubiertas las bondades de esa APP municipal específica que te permite hacer una foto con el móvil y trasladar automáticamente tu observación al Ayuntamiento, han sido ya muchas las ocasiones en las que he practicado mi “deber” ciudadano, llegando incluso a adquirir un cierto punto de exigente meticuloso con el que no me acabo de reconocer.

Y es que cuando ves que el servicio funciona, cuando observas que un ente abstracto como un ayuntamiento ha reaccionado con rapidez a la sugerencia de un humilde y anónimo ciudadano… como que te vienes arriba y entras en una nueva dimensión. “Pues si han arreglado este agujero en dos días, han restablecido el suministro eléctrico de este tramo de la calle de forma automática, han trasladado 15 metros esta parada de autobús e incluso han cambiado el sentido de circulación de la calle de al lado… puede ser que también me hagan caso si solicito algo tan simple como que se ubique una cabina informativa en la Dársena Interior para que cualquier visitante pueda acceder a información de lo que es el puerto, su actividad, su historia, su repercusión…” ¿Recuerdan el sonido del grilleo durante el estío? Pues eso es exactamente lo que tengo en la cabeza desde se me ocurrió la propuesta.

Y para acabar de frustrar mi espíritu de ciudadano ejemplar, se me ocurrió participar en un concurso de ideas o propuestas para la distribución de una parte del presupuesto municipal en el que no sólo podías plantear propuestas y actuaciones, sino que además podías votar las que te parecían más adecuadas.

Pues bien, dio exactamente igual que mi iniciativa (ajardinar un descampado) estuviera entre las más votadas, que tuviera sentido o que fuera una reivindicación largamente reclamada. Simplemente el coste del proyecto excedía el presupuesto asignado. Y ¿saben qué? Lo dudo. Lo dudo muchísimo, sobre todo a la vista de los proyectos finalmente seleccionados. Yo sólo pedía una zona ajardinada y paseable, no un jardín botánico…

Las ideas son gratis, y todos tenemos muchas y muy buenas, pero lo son justo hasta que llegan a colisionar con las ideas de otro, tan legítimas y buenas como las tuyas… pero diferentes

Esa experiencia, traumática para mi ego (lo reconozco), me puso sobre aviso. Las ideas son gratis, y todos tenemos muchas y muy buenas, pero lo son justo hasta que llegan a colisionar con las ideas de otro, tan legítimas y buenas como las tuyas… pero diferentes. Es algo parecido al tema de las libertades, que las tuyas acaban donde empiezan las del otro. Evidente.

Ahora bien, ¿qué pasa si tus propuestas son claramente mejores e incluso puedes probar que objetivamente lo son pero no cuentas con el favor político de turno? Pues que sencillamente dejas de existir y tu idea, gratuita, pasa al cajón del olvido o al del ninguneo, según quien seas.

Y ¿a qué viene todo esto? Como los más avezados habrán advertido, sigo sin comprender la desconexión entre puertos y comunidades portuarias, de un lado, con la asociación vecinal y el grupo político de turno, por otro.

Cuando me dicen que hay que generar iniciativas, promover actuaciones y poner ideas encima de la mesa, yo siempre digo que tengo muchísimas, algunas de ellas creo que bastante buenas, para que el mensaje de la verdad llegue a quien tiene que llegar: a la ciudadanía. Otra cosa es que esas ideas no interesen a todos por igual.

Tendremos que aguantarnos, como siempre. Nos queda el consuelo de que, de momento, Miguel Bosé no ha entrado a trapo con nuestro sector… y me callo por si acaso.