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Los vericuetos de siempre

La inevitable llegada de la automatización de las terminales portuarias de contenedores (o no, depende de la pasta que tengas), la confirmación de que la lentitud de la Administración lastra el crecimiento del país con tanto informe y visado técnico o el anuncio del cierre de la planta de Nissan en Barcelona, con lo que eso supone para la industria automovilística española y para los tráficos del puerto de Barcelona, nos han zarandeado estos días sin miramiento.

  • Última actualización
    29 mayo 2020 15:42

Así, más rápido de lo esperado, nos están despabilando a base de noticias ante las que hay que reaccionar porque, gente, no queda otra. La famosa desescalada parece afectar solo a la movilidad física, en el sector del transporte y la logística la cosa está intensita.

Por un lado, tenemos a la carretera reiterando la inviabilidad de la actividad sin viajes de retorno, tanto en los viajes nacionales como internacionales. Con los precios actuales, difícilmente se puede asumir el coste de regresar a casa vacíos (ojo ni los autónomos ni las empresas). A esto se suma la eliminación de las bonificaciones en vías como la AP-7 y AP-2, que llegaban hasta el 50% en algunos tramos, o el anuncio de nuevos peajes en Navarra. Más costes y, una cosa, ¿las medidas económicas que se están implementando llegan a estas empresas o se extravían en los vericuetos de siempre? Bueno, por lo menos el ministro les ha dado audiencia, que parecía que no encontraba el hueco para escucharles si quiera.

¿Cómo vamos a salir de esta si cualquier iniciativa (¡ojo! tanto privada como pública -qué triste-) se eterniza en el proceso de ponerse en marcha? ¡Oiga que se le quitan las ganas a una de hacer nada!

Por otro lado, nos encontramos con la confirmación -una vez más, esta vez en la voz de Francisco Toledo, presidente de Puertos del Estado, durante el webinar que organizó este Diario el pasado jueves- de que la planificación no sirve de nada si la Administración en vez de ayudar, ralentiza. 

Nos piden (nos exigen) que nos activemos, que exportemos, que creemos, que no nos desanimemos y que, además, seamos innovadores, sostenibles e irrepetibles pero... ¿Dónde están los apoyos para poder activar los nuevos proyectos?¿Cómo vamos a salir de esta si cualquier iniciativa (¡ojo! tanto privada como pública -qué triste-) se eterniza en el proceso de ponerse en marcha? ¡Oiga que se le quitan las ganas a una de hacer nada! 

Que de que las 146 peticiones de ampliación de plazo concesional en los puertos españoles, con sus proyectos y planes de inversión (subrayó lo de inversión por si no se habían dado cuenta), solo se hayan resuelto 80 después de cinco años, dice mucho. Que los proyectos relacionados con las infraestructuras más puras (ampliaciones y accesos, por ejemplo) se vean sometidas a cambios en los plazos, informes, certificaciones, también. 

Por supuesto, no hablo de abrir la mano a todo proyecto que se presente, todos deben contar con las garantías pertinentes (sobre todo las relacionadas con el tema ambiental porque en ese caso hablamos de salud, la nuestra y la de las personas que vendrán), pero el sistema de trabajo, la práctica administrativa y burocrática, falla y no por sus profesionales, ahí están dando la cara cuando llamas para preguntar por lo tuyo y te tienen que decir que siguen con el proceso. Pero no tiene sentido que mientras nos presentan las nuevas tecnologías que podemos comenzar a aplicar en nuestras empresas (Big Data, IoT, blockchain, etc.) de hecho nos “invitan” a ello con ganitas, para ser más productivos, más eficaces y eficientes, la Administración esté en otra cosa. 

Y no me hagan hablar de cuando un servicio es atendido por varias administraciones que deben “colaborar”. ¿Cómo alcanzamos la eficiencia del servicio si detrás tenemos a tres gestores diferentes con sus presupuestos, objetivos e intereses? Arreglen las cosas, por favor.