Menú
Suscripción

Medioambiente, fundamentos y fundamentalismo

Hoy puede ser un muy interesante día, con minúsculas. Si el último plazo dado por Puertos del Estado se cumple, hoy sabremos, y con nosotros nuestros Socios Suscriptores, la resolución de ese organismo sobre la terminal a ubicar en la Ampliación Norte del Puerto de Valencia.

  • Última actualización
    08 abril 2021 17:53

Tanto los que defendemos lo que vemos: que la ampliación no ha tenido efecto medioambiental en los diez años que lleva construida, como los que inventan e imaginan realidades paralelas, estamos de acuerdo en acatar lo que se indique en los informes jurídicos y técnicos que conoceremos en unas horas. No hay más camino. Si cada cual piensa y siente de una forma, todas respetables siempre que no se mienta, la única vía para mantener la convivencia y no tirar de garrote, por muchas ganas que uno tenga, es acatar las normas que nos hemos dado. O cambiarlas. ¿Verdad?

Nunca se ha sido tan escrupuloso y crítico con una infraestructura portuaria como se está siendo con la nueva terminal. Como se dice vulgarmente, nos la hemos cogido con papel de fumar. Todo lo que hemos tenido que oír y leer, a veces con fundamento y otras con fundamentalismo, confirma la transparencia total con la que se actúa hoy en día en todo lo que tenga que ver, poco o mucho, con el medioambiente.

Los informes de los expertos, no confundir con los tertulianos, dirán hoy si jurídicamente está vigente la actual DIA, y si técnicamente se precisa alguna corrección a raíz de los pequeños cambios implementados en la obra de la nueva terminal. Sea como sea, se determine lo que se determine, no hay duda de que el listón de las exigencias medioambientales se ha puesto muy alto. Habrá o no habrá que corregir determinados aspectos de las obras de la terminal. Y la APV, como órgano sustantivo, seguro que dispone lo que proponga Puertos del Estado. Pero hay otros dos implicados que no sabemos lo que determinarán. No sabemos si MSC aceptará los cambios en el proyecto, si los hubiera, y seguirá con la milmillonaria inversión, o no. Como tampoco sabemos si los detractores de la terminal aceptarán lo que dictaminen los que más saben de protección medioambiental. 

Llegados a este punto, a los que nos preocupa de verdad la protección del medioambiente en general y de nuestro mar en particular, hoy deberemos celebrar lo extremadamente escrupulosos que se ha sido con este tema. La nueva terminal será posible si pasa todos los filtros medioambientales. O, sencillamente, no será. Si no se ajusta a las normas establecidas a ese respecto, no será. Lo habrán dicho los expertos en ese tema, tras examinar el proyecto como ninguna otra obra se ha examinado antes. Si realmente somos defensores del medioambiente, de la convivencia y de la democracia, se celebrará y acatará lo que indiquen los informes técnicos y jurídicos.

Nadie quiere una infraestructura cuya afección al medioambiente no esté testada y controlada. La economía sostenible siempre la defenderán más de verdad los que de verdad necesitan que sea sostenible

Si con todo eso, la terminal ha de retrasarse o corregir lo que tenga que corregir, tendrá que ser así. Nadie quiere una infraestructura cuya afección al medioambiente no esté testada y controlada. La economía sostenible siempre la defenderán más de verdad los que de verdad necesitan que sea sostenible.

La tensión que se ha generado artificialmente en torno a un proyecto que sólo debería haber generado esperanza y alegría, ha de considerarse como una inversión de futuro para que todos lo hagamos mejor la próxima vez. Puertos y ciudades, ciudades y puertos están condenados a entenderse. Cada vez más. Es un objetivo al que nadie puede ni debe renunciar. Diálogo honesto y respeto han de llevar a una convivencia provechosa para los grandes puertos y para los territorios en los que se ubican. Que en la relación puerto-ciudad, ciudad-puerto ganen los dos es algo perfectamente exigible.

Por todo esto, hoy deberemos celebrar el celo extremo con el que se ha llevado este asunto, el debate abierto y la transparencia total que se ha esgrimido. Solo nos quedará, en el apartado de las asignaturas pendientes, el establecer esos debates necesarios dentro de un marco de mayor honestidad, mayor respeto al futuro de todos y, sobre todo, total respeto a la verdad.