Articular una política de comunicación eficaz ante una catástrofe como la DANA que asoló la provincia de Valencia hace ahora dos semanas es fundamental, sobre todo si se trata de una Administración Pública. No sólo para tener informada de manera puntual a la ciudadanía, sino también y, sobre todo, para poder desactivar de manera inmediata informaciones sesgadas, medias verdades y bulos que surgen como setas en situaciones excepcionales como estas, al albur de gente sin escrúpulos que encuentra en las redes sociales su hábitat perfecto para esparcir sus mensajes nocivos o para hacerse eco de éstos y extenderlos sin filtrarlos. La desinformación se extiende como una mancha de petróleo, y una de las armas imprescindibles para poder desmentir mentiras y mentirosos -llamemos a las cosas por su nombre- es la de proporcionar información veraz, contrastada y seria.
La gran sorpresa de estas dos semanas tiene un nombre: Óscar Puente. El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible ha dejado su cara más combativa, huyendo de esa refriega política en la que no se siente incómodo, para adoptar un perfil más institucional y conciliador. Ha multiplicado sus apariencias en medios de comunicación para analizar y explicar el estado en el que han quedado las infraestructuras y las acciones que se están acometiendo para recuperarlas cuanto antes; ha tendido puentes con la Generalitat Valenciana, alabando el tono y colaboración de su homólogo en el Gobierno Autonómico para acometer acciones y estrategias de manera conjunta; y mantiene especialmente activo su perfil en la red social X para relatar minuto a minuto todos y cada uno de los pasos y acciones que realiza el Ministerio para rehabilitar y reconstruir esas infraestructuras. Óscar Puente ha hecho lo que se espera de un servidor público en un escenario como este: por un lado, gestionar los efectos de la DANA en lo que afecta a su labor con toda la intensidad necesaria; por otro, transmitir ánimos, respeto y optimismo sin caer en la demagogia. ¿Estamos ante un nuevo Óscar Puente? Eso sólo el tiempo lo dirá, aunque yo me atrevería a decir que seguramente no porque, tal y como ha reconocido el mismo Puente estos días, todos somos poliédricos, todos tenemos más de una cara, que van aflorando según las necesidades del momento.