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Reconocer: una obligación y un derecho

Cuando tenía 8 años y aprendía algo en el cole que de verdad me sorprendía salía del centro con ganas locas de contárselo a todo el mundo. ¿Lo sabría la gente? 

  • Última actualización
    18 diciembre 2020 13:52

Mi boletín #últimahora, que mi madre escuchaba un mínimo de tres veces, incluía noticiones importantes tipo: que la palabra murciélago lleva las cinco vocales; que si me tragaba un chicle se me pegarían las tripas (mentira cochina, por cierto); que los camaleones podían cambiar de color o, lo mejor de todo, que los osos panda son vegetarianos, así que “podríamos tener uno en casa, ¿no mamá? Porque no nos haría nada...” Obviamente no coló y me tuve que conformar con mi oso amoroso (sí, tenía uno -bueno, lo sigo teniendo-). 

Pues el otro día, una de esas curiosidades infantiles regresaron a mi mente, como lo hacen algunas canciones del año de la pera que, de repente, tarareas sin saber muy bien porqué -¿también les pasa?- al leer las declaraciones de los transportistas españoles que cierran el año con previsiones nada optimistas y muchas preocupaciones: ¿se han dado cuenta de que la palabra reconocer es capicúa? 

Recuperé este dato curioso al lamentar que algunas administraciones sigan sin reconocer que las cosas no se están haciendo bien y, lo peor, que las consecuencias no son solo económicas. Los daños psicológicos (estrés, ansiedad, depresión, miedo) están ahí, aunque no los quieran ver y agachen las orejas haciéndose los ocupados.

Que las grandes cifras de unos no nos hagan olvidarnos del resto. Responsabilidad, empatía y sensatez

ASTIC ya ha alertado de que, a dos semanas para que finalice el periodo transitorio por el Brexit, los transportistas de mercancías por carretera aún no tienen asegurado si podrán circular por el Reino Unidoya que las licencias comunitarias que les autorizan a operar en las carreteras de toda la UE dejarían de ser válidas en territorio británico el 1 de enero. 

Por culpa de este desconcierto, en el que no sólo están sumidos los transportistas y exportadores españoles, sino los propios británicos, la semana pasada se vivieron situaciones dramáticas en Calais con colas kilométricas y profesionales retenidos durante horas (FROET señala que se han llegado a las 10 horas de parón). Las colas para acceder al puerto y al túnel de la Mancha en el paso fronterizo entre Francia y Reino Unido deberían haber sacado los colores a muchos, pero... nada de nada. Parece que todo vale y no hay que olvidar que más de 6.000 camiones (ASTIC señala que son 10.000) proveen de productos a Reino Unido desde Europa cada día, CADA DÍA, y la semana pasada los camiones acumulados alcanzaron los 9.000, según la prefectura francesa del departamento del Norte. Y lo que queda por vivir... advierten los transportistas. 

Mientras, en Valencia, la FVET nos decía que cuatro de cada cinco transportistas profesionales creen que se producirán cierres de empresas en el sector en 2021. Las causas directas de estos futuros cierres: los impagos, la renegociación de precios a la baja y la competencia desleal. Estupendo. Aunque la actividad no se ha detenido este año, el transporte ha sido esencial durante el confinamiento, la desescalada y nueva normalidad, la carga de trabajo se ha repartido de manera desigual y casi la mitad de las empresas y profesionales del transporte de mercancías redujeron su actividad entre un 25% y un 50% durante los meses más duros. 

Además, las concentraciones de las cargas en los grandes nodos logísticos del país (debido a la reducción de los servicios marítimos) han dinamitado las previsiones de muchos de los enclaves del segundo escalón del sistema portuario español y sus comunidades portuarias lo están sufriendo en sus carnes. Que las grandes cifras de unos no nos hagan olvidarnos del resto. Responsabilidad, empatía y sensatez.