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Seamos sensatos

Me consta, porque así me lo ha trasladado más de uno de los que están allí al otro lado, que todo este asunto de Competencia (CNMC) y la estiba le desborda por los cuatro costados… Tranquilos, aunque sea mal de tontos, he de confesarles que a mí también me tiene absolutamente colapsado. Y ojo que no hablamos de entender, sino de comprender… que no es lo mismo.

  • Última actualización
    23 septiembre 2020 16:07

Vale, aceptamos que podemos llegar a ser tontos… pero ojo porque de la tontería aceptada y reconocida a la gilipollez suprema hay un trecho. No, nos chupamos el dedo. Ni mucho menos.

Erraría completamente el tiro si me dedicara ahora a despellejar aquí a unos y a otros y a exponer cuál es mi teoría extrasensorial que insinúa que fulanito es más culpable que menganito y que zotanito es mucho peor que zascanito. En realidad, fallamos todos cuando tras el debate normativo olvidamos que el principal perjudicado es el engranaje portuario y la condenada es la eficiencia del sistema, en términos de productividad y rentabilidad. Cada movimiento en los despachos nos aleja un poco más de los muelles.

Algunas asociaciones sectoriales valencianas, los transitarios y los transportistas andan atónitos contemplando como el rasero de Competencia se ha diluido hasta alcanzar la categoría de “simbólico” en un sector en el que la última vez que posó su mano sobre él lo dejó con una mano delante y otra detrás con sanciones, nada simbólicas, de más de 13 millones de euros.

Difícilmente la estiba podrá mover mercancías en los puertos si el resto de eslabones de la cadena adquieren una fragilidad extrema. Tampoco parece razonable que las sanciones por las mismas supuestas prácticas no permitidas se evalúen de una forma en un puerto que en otro

Me dirán que son asuntos diferentes y que en esta ocasión han querido “valorar la clara voluntad de las partes de alcanzar un acuerdo que, cumpliendo con el legítimo objetivo de protección de los trabajadores, respete las exigencias normativas de liberalización del sector y mantenimiento de una competencia efectiva”. Ya.

Según Competencia, las multas o sanciones impuestas ahora tienen una “finalidad disuasoria”. Y ¿qué fin tienen esos 13 millones? Sin duda, una finalidad “finiquitoria”, si se me permite la expresión.

Puede que tengamos que revisar cuál es el papel real de la CNMC para comprobar si en realidad sus acciones se ajustan a sus objetivos… y no tengo dudas de que así es. Tal y como explican claramente en su frontispicio: “La CNMC promueve y defiende el buen funcionamiento de todos los mercados en interés de los consumidores y de las empresas”. Ok, comprendido.

Para conseguir ese objetivo no tiene más remedio que utilizar los recursos que tiene en su mano como pueden ser las sanciones, la incoación de expedientes, etc. Ahora bien, cuando la dimensión de una sanción implica poner en grave riesgo el normal funcionamiento de una actividad económica ¿cuál es la justificación? Me explico, si queremos defender el funcionamiento del mercado y lo dejamos tiritando con un viaje de 13 millones de euros (absolutamente inasumible) ¿cómo contribuimos al objetivo final?

Entiéndanme, no es demagogia ni populismo, es sentido común. Difícilmente la estiba podrá mover mercancías en los puertos si el resto de eslabones de la cadena adquieren una fragilidad extrema. Tampoco parece razonable que las sanciones por las mismas supuestas prácticas no permitidas se evalúen de una forma en un puerto que en otro. En un mercado libre es justo jugar con las mismas reglas.

Dicho todo lo cual, y reiterando que me parece fundamental y necesario el papel que desempeña Competencia en el mercado, vuelvo a instar a quien corresponda a que se renueve el interés por conocer a fondo las características de un sector concreto y su influencia directa en la economía. Seguro que así todo será, o parecerá, un poco más justo.