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Darse un voltio por Moncloa es siempre una aventura. Uno acude vez tras vez con el entusiasmo infantil de los zapatos nuevos y, vez tras vez, nunca sabes cómo, pero te la lían.

  • Última actualización
    30 junio 2020 18:35

O porque no saben nada de lo que les preguntas, o porque aseguran que no funciona la conexión y no te escuchan, o porque les preguntas por peras y se creen que les has preguntado por manzanas y te contestan con triple de manzanas, el caso es que cada vez que asomamos la cara en las ruedas de prensa del Gobierno, en Diario del Puerto engordamos nuestro anecdotario.

La última -ríanse conmigo, por favor, es más sano que llorar- la vivimos el viernes pasado cuando la ministra portavoz, tras la pregunta de Diario del Puerto sobre el paro patronal del transporte por carretera, se extendió en disquisiciones banales sobre hasta qué punto el Gobierno ha velado y se ha desvelado por los intereses de la provincia de Cádiz, con referencias al peaje, el viaducto, la conectividad de la ciudad y demás lugares comunes. Sólo le faltaron las chirigotas, Mágico González y mandar un besito virtual para Kichi.

En conjunto, la ministra perdió casi la mitad del tiempo dedicado a la respuesta en su disquisición sobre la tacita de plata, doble ración de frustración para el sector logístico, deseoso de que el Gobierno se pronuncie sobre las cuestiones que más le preocupan y que no entiende cómo una vez tras otra se aparecen conejeras por las que se escapa.

¿Quieren conocer la sencilla intrahistoria de este nuevo surrealismo monclovita, de este nuevo paso en falso, de esta enésima larga cambiada?

La clave estuvo en el responsable de Comunicación de Moncloa, encargado de dar paso telemático a mi compañera Inma Peña y de anunciar que la pregunta correspondía a Diario del Puerto, para luego añadir con sumo gracejo y por su cuenta y riesgo “...desde Cádiz”. Ole. Ahí quedó eso.

Le faltó tiempo a la ministra para agarrarse al clavo ardiendo y hacer eso que tan bien hacen los políticos que es congraciarse.

Me llegó muy dentro, en estos días de cambios estructurales en Diario del Puerto, la confusión del responsable de Comunicación de Moncloa porque me retrotrajo a 21 años atrás, lo he contado muchas veces, justo cuando empezaba a trabajar en este periódico y en mis timoratas caminatas por la Madrid logística la pregunta recurrente cuando les decía el medio para el que trabajaba era: “Pero, ¿de qué puerto?”, para luego añadir, “¿del de Santamaría?”.

Esa fue justo la confusión y la insinuación del compañero monclovita el viernes y a esa confusión empujó a la propia ministra, con la diferencia de que hace 21 años servidor se hubiera removido en su asiento frustrado porque no conocieran su medio, si bien ahora me remuevo avergonzado, yo, la práctica totalidad del sector logístico español y otros muchos ámbitos de la comunicación y la economía porque quienes nos representan no tienen ni pajolera idea de quién les interpela ya sea la cuarta, la quinta o la décima vez que en un puñado de semanas nos hemos puesto ante ellos para recordarles con orgullo qué hay de lo mío, de lo nuestro, de lo suyo, vamos, qué hay de la logística.

Ese es el orgullo que me embarga hoy, el de pertenecer a Diario del Puerto y el de haber recibido la confianza de estar desde ya al frente de su día a día con el respaldo y apoyo de su indispensable equipo. Recibo con honor la alternativa de Fernando Vitoria, el mismo que me recogió con el periódico bajo el brazo en la estación de Auto-Res en mi primer día en el Diario. Proseguimos la singladura, proseguimos en el mismo barco. Quieran o no quieran enterarse, seguiremos preguntando, seguiremos informando.