Menú
Suscripción

Tecnología colaborativa

La compañía Apple acaba de sacar al mercado los AirTags, un dispositivo del tamaño de una moneda que se puede utilizar para geolocalizar cualquier objeto en el que haya sido depositado. ¿Y cómo puede emitir cuál es su posición si el dispositivo apenas cuenta con una pila y poco más? 

  • Última actualización
    28 abril 2021 08:53

Muy sencillo: el AirTag sí dispone de tecnología Bluetooth (transmisión de datos por radiofrecuencia) y emite señales que pueden ser captadas por cualquier dispositivo de telefonía móvil que esté dentro de su alcance. De forma absolutamente anónima, y sin que el usuario se entere de nada, el teléfono móvil que capta la señal la reenvía a los satélites o antenas de rigor y así se completa la rueda.

La clave, si me permiten, es que el portador del teléfono móvil no tiene que decidir si va a participar en esa red (es más que probable que ya lo haya hecho aceptando cientos de condiciones sin leerlas), sino que sólo por el hecho de existir, de vagar encendido por las calles, se convierte en un repetidor de señales en potencia y, por lo tanto, en un colaborador tecnológico de primer nivel.

De ahí a las redes 5G, que multiplicarán el número de dispositivos de todo tipo conectados entre sí generando una conectividad total y global, sólo hay medio paso… pero siempre partiendo de la premisa de la “colaboración”. Sí, con todo lo que implican esas comillas.

No se trata de nada novedoso o disruptivo, de hecho, puede que este sistema de organización en red sea tan viejo como la propia humanidad, pero sí constituye un buen ejemplo para ilustrar una parte de las situaciones que actualmente vivimos en nuestro sector logístico.

La piedra angular de la actividad colaborativa está enl a información, en el intercambio y el tratamiento de datos… con el permiso siempre de Ntra. Sra. la LOPD. Si fuéramos conscientes de todo lo que podríamos avanzar si fuéramos capaces de compartir, posiblemente no tendríamos tantos reparos a comunicar

Hablo de nuestro sector, de su carácter necesariamente innovador y de su capacidad de adaptación al cambio. Cuando se habla de logística colaborativa el error más común es pensar en dos empresas de buen rollo, incluso competidoras entre sí, tratando de unir fuerzas para encontrar sinergias y así generar mayor dimensión y volumen de negocio. Sin embargo, el concepto va mucho más allá porque trata de buscar compatibilidades, tapar deficiencias y tensionar la cadena de suministro en pro de la mayor eficiencia posible, siempre en términos de costes y productividad.

Creo, sin embargo, que la piedra angular de la actividad colaborativa está en la información, en el intercambio y el tratamiento de datos… con el permiso siempre de Ntra. Sra. la LOPD. Si fuéramos conscientes de todo lo que podríamos avanzar si fuéramos capaces de compartir, posiblemente no tendríamos tantos reparos a comunicar.

El dato ya está siendo la madre de todas las batallas en la carrera de la excelencia en la gestión empresarial. Y aquí tenemos dos extremos: los que piensan que un dato no es más que una entrada en una tabla de Excel, y los que consideran que cada una de esas entradas es una oportunidad magnífica para analizar y mejorar.

Dicen que la vanidad y la prepotencia impiden ver la realidad con claridad. Aquellas personas que se instalan en un mundo imaginado en el que se suponen el objetivo de todas las batallas o el centro de todas las miradas, acaban por tener una visión absolutamente distorsionada de sí mismas. Ya saben.

El dato sigue siendo es el futuro. Y tu dato tiene mucho más valor si lo compartes de forma lógica y responsable con aquellos que te pueden hacer mejorar. Los que tienen la suerte de saber mucho, y bien, coinciden al señalar que lo importante no es adquirir conocimientos, sino compartirlos.