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Parece una condena. De hecho, lo es. Son 397 días los transcurridos entre la última concentración de duelo en el Puerto de Bilbao por un trabajador fallecido  en accidente laboral en el recinto portuario y el accidente que le costó la vida a un estibador el pasado martes en el muelle Nemar del puerto vizcaíno.   Y son ya cuatro (Luis Alberto, Antón, Roberto y ahora Kike) las víctimas mortales en poco más de tres años. Son números, cifras.

  • Última actualización
    25 febrero 2019 17:40

Pero por encima de todo, son nombres, vidas perdidas  que nutren las estadísticas de la siniestralidad laboral en nuestros puertos, en nuestro  sector, en nuestro país. Tendemos a ubicar la muerte en escenarios distintos al lugar donde nos ganamos la vida. Porque nadie trabaja para perderla. Y sin embargo, sucede.

La de Kike, como antes la de Roberto, la de Antón o la de Luis Alberto (unos estibadores, otros operarios de mantenimiento, trabajadores todos), fallecidos también en accidente laboral en el Puerto de Bilbao en estos últimos tres años es una crónica de sucesos que al día siguiente se convierte en fría y fatal estadística. Los números dicen que, a falta del cierre estadístico anual, 506 personas murieron en el trabajo en España, según el avance de las cifras de siniestralidad laboral en 2018 del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social; es decir, 22 más que el avance de datos del año anterior.  Asimismo, el número total de accidentes laborales en 2018, según las cifras provisionales, alcanzó los 602.316, casi 20.000 más que en el avance de cifras de 2017. El sector del transporte y almacenamiento fue, como en los años anteriores, el que contó con más accidentes mortales (105). 

Al igual que lo hicieron el 18 de enero de 2018, los trabajadores del Puerto de Bilbao volvieron a concentrarse el pasado miércoles para reclamar el refuerzo de las políticas activas de Protección y Salud Laboral que permitan minimizar el riesgo de sufrir accidentes laborales a través de la prevención. Existe un amplio debate sobre las causas de la siniestralidad laboral y la manera de atajar esta lacra, que en algunos sectores, como en la construcción, ha tenido tradicionalmente mucho que ver tanto con una falta de cultura preventiva, formación, información e inversión en equipos de seguridad, como de precariedad del puesto de trabajo e inadecuadas condiciones laborales. 

Sin embargo, no son estas precisamente las condiciones que se dan en la actualidad en nuestros puertos y terminales, donde tanto Autoridades Portuarias como empresas concesionarias sitúan la Seguridad como una prioridad absoluta y destinan importantes recursos formativos, materiales y humanos para alcanzar el objetivo de “0 accidentes”. 

Según los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (DGT,) cada año se producen en España más de 90.000 accidentes de tráfico, de los que alrededor del 60% se producen  al ir y volver del trabajo, en carreteras que el conductor conoce perfectamente. Las prisas, el exceso de confianza y el cansancio juegan un papel fundamental en estos accidentes. También lo hacen en los puertos, a pesar de todas las políticas activas de información y formación en Prevención de Riesgos Laborales, de todas las innovaciones tecnológicas en materia  de seguridad, y de la cada vez mayor concienciación de  los trabajadores. Sin embargo, no todo esto es siempre suficiente. 

La prevención no es una simple necesidad legal, sino fundamentalmente una necesidad social. No hay accidente sin causa. Los trabajadores, todos,  debemos transformarnos en sujetos activos; debemos tener como exigencia el pensar cada vez más en la manera de cómo hacemos el trabajo, evitando el exceso de confianza y la costumbre.  Difícil tarea la de luchar contra la propia condición humana...