Madrid. Zaragoza vuelve a ser el que era. El aeropuerto maño de nuevo está regalando las cifras de crecimiento de doble dígito a las que nos venía acostumbrando en los últimos años.
Tras experimentar fortísimos crecimientos durante la pandemia, en línea con el mercado, Zaragoza inició a finales de 2021 un proceso de estancamiento primero y luego de fortísimo retroceso que se prolongó durante 2022 y hasta bien entrado 2023, debido a la incertidumbre de la economía global y a la redefinición, por esta causa, de determinadas cadenas logísticas de su cliente de carga por antonomasia.
Durante este profundo bache, Zaragoza no solo perdió los tráficos ganados durante la pandemia, sino que siguió retrocediendo hasta perder con claridad las cotas de sus máximos históricos de tráfico.
Ahora bien, desde el verano de 2023 la tendencia ha cambiado de raíz.
Por un lado, España se encuentra inmerso en una vorágine de crecimiento de la carga aérea sin precedentes, en la que empuja el e-commerce y los grandes retailers.
Por otro, Zaragoza no solo tira del carro en esta ola de expansión sino que, además, lo hace de la mano de sus históricos pilares fundamentales.
Desde Aena y el Aeropuerto de Zaragoza se prefiere no entrar en valoraciones al respecto de la dinámica actual.
“El cometido del Aeropuerto de Zaragoza es el de garantizar que tiene la capacidad suficiente para que las compañías operen en sus instalaciones. A partir de aquí, las aerolíneas son las que deciden acorde a su estrategia comercial dónde están interesadas en desarrollar su actividad. Para ello, el Aeropuerto pone a disposición de las compañías instalaciones de alta calidad y en perfecto estado de uso; con personal muy especializado, que es importante para la tipología de la carga, con maquinaria especializada e infraestructuras particulares”, se limitan a manifestar desde Aena.