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En la búsqueda de la sostenibilidad medioambiental y económica

  • Última actualización
    09 mayo 2023 12:26

La descarbonización es uno de los principales retos del sector aéreo, ya que, tanto a nivel europeo como a nivel global, se han definido normativas para alcanzar la reducción de emisiones, como el “ReFuelEU aviation”, dentro del paquete de medidas “Fit for 55”, o el Plan de Compensación y Reducción del Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA), impulsado por la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI).

Bárbara Cordero

En este sentido, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) firmó, en 2022, su compromiso de alcanzar las cero emisiones en 2050. Por este motivo, se está impulsando el uso de los combustibles de aviación sostenibles (SAF, por sus siglas en inglés) como tecnologías de transición (se obtienen a partir de la biomasa o del reciclado de aceites usados y residuos) hasta conseguir que los aviones vuelen con motores eléctricos o de hidrógeno.

A pesar de que los SAF son la solución que más se ajusta a los objetivos de descarbonización del sector, porque no emiten nuevo CO2 a la atmósfera y los aviones no requieren de ninguna modificación para emplearlos, la producción de los SAF en la actualidad no es suficiente para cubrir toda la demanda global y, además, supondría un incremento de costes. “De momento son muy pocos cargadores los dispuestos a pagar dinero extra porque su mercancía vuele con SAF, aunque hay que reconocer que es una tendencia al alza”, señala el presidente de Foro MADCargo, Jesús Cuéllar.

En la actualidad, los combustibles de aviación sostenibles sólo son usados en un 0,05%, según detalla el Consejo Europeo. Sin embargo, a pesar de ello, la comunidad aérea se ha fijado el objetivo de un consumo mínimo del 2% de SAF en 2025 y del 63% en 2050.

Además, las compañías aéreas, conscientes de la importancia del reto de la sostenibilidad, están centrando sus esfuerzos e inversiones en encontrar la tecnología idónea que permita obtener un combustible respetuoso con el medio ambiente y, a su vez, a un precio razonable. “Las compañías están invirtiendo en tecnologías más eficientes y sostenibles, pero el principal desafío es lograr una transición hacia un modelo de aviación más sostenible que sea económicamente viable. El principal riesgo es llegar tarde a las demandas de los clientes y no estar a la altura de la evolución que llevan a cabo otros métodos de transporte”, señala el country manager de Gen-Air, Ignacio Ruiz, quien considera que “no es descartable un nuevo cambio en el modelo de distribución de mercancías, en el cual el factor de la sostenibilidad sea el referente a la hora de tomar decisiones”.

Hidrógeno verde, la esperanza

Una de las principales tecnologías por las que la aviación está apostando es por el hidrógeno verde. Así, el 25 de enero tuvo lugar, en la sede del Ministerio de Transportes (MITMA), la firma de “La Alianza para el Uso del Hidrógeno Verde en la Aviación”, por parte de 11 entidades, dando así un paso más en el objetivo de la comunidad aérea de alcanzar las cero emisiones en 2050.

De esta forma, el sector confía en la capacidad del hidrógeno verde para descarbonizar su actividad, ya que “esta tecnología es un vector energético muy importante de cara al futuro, puesto que sirve para diferentes utilizaciones, como sintetizar combustibles sostenibles, para pilas de combustible o directamente como combustión”, explicó la portavoz de la Alianza, Silvia Lazcano.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, puso de relieve que hay que conseguir los objetivos de descarbonización sin eliminar el mayor logro del sector, que es su democratización. “Nos ha costado mucho que volar sea asequible y ahora tenemos que conseguir que sea sostenible y, a su vez, siga siendo asequible”, señaló. “La descarbonización en aviación es muy complicada y costosa y todas las políticas públicas deben ir orientadas a incentivarla. Por ejemplo, el impuesto al queroseno no va a contribuir a la descarbonización, sino que va a mermar los recursos para investigar el hidrógeno”, opinó Gándara.