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Bloquear desbloqueando

En las últimas semanas y meses el bloqueo en el V Acuerdo Marco de la estiba siempre estuvo en lo mismo: Competencia, ante todo porque la esencia de la prestación del servicio de estiba siempre ha estado en eso mismo, es decir, en la delgada línea por la que transita la libre competencia.

  • Última actualización
    12 mayo 2020 17:08

El problema es que a Competencia se le ha venido pidiendo la última palabra cuando ni la tiene ni quiere tenerla, aunque sea siempre la encargada de hacer estallar los polvorines cuando así lo considera. Por eso, ANESCO y Coordinadora, queriendo o rindiéndose a querer, siguieron fiándolo todo a lo que dijera la Santa Comisión, cuya esencia no es apriorística y no se moja más que en lo consumado o en aquello que se firma para consumar. Cosas que tienen las tentativas.

Y es que la Comisión vive mejor en el amagar que en el dar, tal vez porque su misión primera es disuadir y no condenar, si bien como todo se le mide por los expedientes a priori jamás se hace dueña ni siquiera de sus advertencias, lo que para unos es prudencia y para otros ventajismo. Nunca te garantiza que lo que hoy les resulta verdad mañana no pueda ser mentira y viceversa, debido en mi opinión a que en esto de la CNMC todo es tan intrincado que hay a menudo tantos argumentos para lo negro como para lo blanco y no se sabe en qué momento vendrá el aire ni por dónde. Es decir, saben mucho, pero todo es opinable y vete tú a saber qué opinaremos mañana.

Así es que patronal y sindicatos buscaban verdad y la CNMC sólo les aportaba un quizá. Querían luz verde a su borrador para los restos y desde la Santa Comisión les daban un ámbar que podría ser rojo y un verde que, con más detenimiento, podía ser también un rojo, en definitiva, el arco iris que te obnubila y te paraliza y por el que jamás llegarías a ninguna parte, algo que no se puede permitir en un sector sumido en una incertidumbre lesiva desde hace más de un lustro.

La carta que vio la luz a comienzos de año remitida por la Comisión no era más que un compendio de estas cuestiones, máxime si la otra parte está deseando no entender por aquello de que no le va a gustar lo que tiene que escuchar. Caímos por tanto en el enésimo bloqueo, del que el Ministerio de Transportes nos ha intentado sacar arrancando a la Santa Comisión un bendito informe del borrador, oficial y con sello, adelantado ayer en exclusiva por Diario del Puerto y que, por ser tan claro y meridiano, en busca del desbloqueo va y nos vuelve a dejar el Convenio, ya saben, bloqueado.

Todo porque el tentador carácter no vinculante no es más que un espejismo, ya que la serie de objeciones al borrador que plantea la Comisión son, de un plumazo, la hoja de ruta perfecta y milimétrica para que todo buen impugnador se vaya a la Audiencia Nacional y al Tribunal de Luxemburgo e interponga las pertinentes denuncias, se abran los pertinentes expedientes y volvamos, de nuevo, al más absoluto fango, del que no olvidemos que seguimos sin salir pues todavía tenemos una cuestión prejudicial en el TJUE.

Por tanto, si no hemos renunciado al objetivo de la certidumbre, más nos vale no comernos la manzana del no vinculante y agarrar por los cuernos a la serpiente deslizada en su informe por la Comisión, intentando corregir en el texto todo aquello denominado “riesgos para la competencia” y que, de no corregirse, más de uno correrá con ello para interponer denuncias.

Del devenir de las mismas, como les decía, nada presupone la Comisión, faltaría más. Ahora, no olvidemos que lo que más daña al sector no son las sentencias, sino las sombras y las dudas y esas ahora mismo vuelven a estar lejos de quedar disipadas.