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Cruceristas postCOVID: digitalizados y en busca de experiencias inmersivas

Con la llegada del otoño, los cruceros han vuelta a la vida en los puertos españoles y llevamos semanas en las que las primeras escalas, las visitas múltiples y las fotos a pie de muelle con dos personas muy sonrientes sujetando metopas -o socarrats- se multiplican. 

  • Última actualización
    24 octubre 2021 22:26

Como en el resto de actividades económicas y sociales, todos estábamos deseando que las restricciones COVIDcayeran para regresar a la vida cotidiana, sobre todo en el ámbito vacacional. Qué vidilla da volver a ver a los compañeros de las autoridades portuarias y las consignatarias con este tipo de curro. Durante muchos meses, la industria crucerística se las ha tenido que ingeniar para navegar y parece que ahora sí que sí, se pueden comenzar a hacer algunas programaciones, a concretar escalas y hablar de nuevas e interesantes excursiones que proponer a los viajeros. 2022 va a ser el año de la recuperación, eso es lo que prevé el sector y Puertos del Estado. 

Por cierto, parte de la industria del crucero se reunió la semana pasada en Málaga (en el Congreso Internacional de Turismo de Cruceros en Andalucía, organizado por Suncruise) y entre las principales conclusiones se destacó que la digitalización será la clave para adaptarse al nuevo viajero de cruceros.  

Se está generando un nuevo canal de comunicación en el que las navieras deben lograr entrar y liderar

Por eso, los expertos hablan de la necesidad de discutir sobre las nuevas tecnologías y de definir el nuevo perfil del crucerista sin olvidarse de que hay que apostar por la seguridad y la sostenibilidad. Así que volvemos con las palabras de la última década: digitalización y sostenibilidad. Pero, ¿de verdad son compatibles? Porque hace unos días, la UOC alertaba de que las empresas tecnológicas están comenzando a preocuparse por la huella de carbono digital, “que aún parece invisible para la ciudadanía pero que crece cada vez que hacemos una videollamada o descargamos el correo electrónico”. Y, lo peor, no hay un único culpable (si fuera así lo acorralaríamos y acabaríamos con él). 

Lo que está claro es que la digitalización nos permite ser más eficientes y sostenibles y que no debemos olvidar que también suponen un coste ambiental, sobre todo porque las generaciones más jóvenes valoran las acciones realizadas por las compañías en este ámbito. 

La pandemia ha propiciado que muchos viajeros que aún no estaban digitalizados se hayan convertido en un pasajero más tecnológico. Ahora el viaje empieza en casa. Así que la digitalización afecta a todo el proceso: a la búsqueda, la valoración e incluso la contratación. En consecuencia, se está generando un nuevo canal de comunicación en el que las navieras deben lograr entrar y liderar. También buscan una experiencia lujosa, única, no masificada, inmersiva y local y aquí es donde deben entrar en juego las habilidades de los destinos y los agentes turísticos.  

En esta línea, seguro que será interesante conocer los resultados que surjan del sistema de inteligencia de datos de los puertos andaluces que se presentó en Málaga. En este sistema se analiza al crucerista en todas sus dimensiones, así como a todos los actores implicados (puerto, destino, navieras, consignatarios, excursiones, touroperadores), creando valor en todas las variables (sostenibilidad, innovación, accesibilidad, gobernanza, conectividad, marketing online y sistemas de la información). ¿Ambicioso? ¿Inviable? ¿Posible? 

El proyecto, así de primeras, está muy bien, pero, eso sí, exigirá que todos los miembros de la cadena crucerística/turística aporten para que ese big data andaluz sea una realidad. La meta es conseguir un conocimiento de quién y cómo visita los puertos, preparando al destino y pudiendo repartir el flujo de turistas. Todo OK. ¿Lo conseguirán? Ya nos contarán.