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¡¡El caos, el caos!!

Ramón, el mítico portadista de “Hermano Lobo” (“Semanario de humor dentro de lo que cabe”), como figuraba bajo su cabecera, dejó más de una portada para el recuerdo. De ellas, traigo a esta columna aquella que abría el número 169 de la revista, fechado un 2 de agosto de 1975, y en el que en apenas  tres “bocadillos” resumía  la situación política de la España de entonces. Han pasado casi 44 años pero la portada conserva vigente todo su significado  y representa una ácida sátira de la realidad política de este país y de la de tantos países de nuestro entorno.

  • Última actualización
    14 enero 2019 17:23

La portada muestra, a la derecha, a un político, subido a un estrado y dirigiéndose a la audiencia micrófono en mano. A la izquierda, en un plano inferior, un grupo compacto de paisanos sigue con atención su discurso. El político, señalando con su dedo índice al paisanaje, les interroga con vehemencia: “¡¡O nosotros o el caos!!. “¡¡El caos, el caos!!”, responde al unísono el “pueblo soberano”. “Es igual, también somos nosotros”, les replica el político, ya con un tono más pausado, sabedor de tener el control de la situación.

Westminster celebra hoy la que puede ser la votación más importante de su historia reciente. El Parlamento británico debe decidir si respalda o no el acuerdo de la primera ministra Theresa May sobre el Brexit o salida de Reino Unido de la Unión Europea. Las previsiones indican que el Parlamento votará en contra, lo que situará a Reino Unido ante una de sus mayores crisis políticas. Una crisis que, en el sistema  político y económico tan global e interconectado en el que vivimos, va a tener daños colaterales en muchos países y a diferentes niveles.

El comercio y en consecuencia, el transporte y la logística, serán unas de las actividades más afectadas por un Brexit duro que convierta a Reino Unido en un país tercero en el ámbito aduanero respecto a la Unión Europea, lo que implicará mayores controles en frontera, con la obligatoriedad de realizar declaraciones aduaneras e inspección  en frontera para aquellas mercancías que entren en el país, con los consiguientes retrasos y riesgo de congestión  en los puertos. 

Precisamente en línea con las preparaciones ante un Brexit, el Gobierno británico organizó el pasado 7 de enero la  llamada “Operación Brock”, la prueba más importante hasta la fecha congregando un centenar de camiones en un campo de aviación abandonado en el condado de Kent  desde donde se desplazaron en convoy hasta el Puerto de Dover, principal conexión con Francia por el Canal de la Mancha. Dicen las crónicas que aquello fue el caos.  La Asociación Británica de Transporte por Carretera criticó que la prueba llegaba demasiado tarde y era poco realista, ya que 100 camiones son “una gota en el océano” en comparación con los más de 10.000 que van a los puertos del canal todos los días. 

Los puertos de Bilbao y Santander, que canalizan gran parte del flujo comercial entre España y Reino Unido, especialmente el primero, que lidera el comercio marítimo de España con dicho país con un 35% de la cuota de transporte marítimo, se mantienen a la expectativa y no faltos de preocupación, ante las posibles consecuencias de una salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo. Sin embargo, otros puertos, como los gallegos, ven esta amenaza como una oportunidad por el posible desvío de tráficos ante una eventual incapacidad de Bilbao y Santander para canalizar los actuales tráficos con los nuevos controles aduaneros.

Bien podría Theresa May defender hoy en Westminster su acuerdo de Brexit como el político de Hermano Lobo: “¡¡O nosotros o el caos!!”. “¡¡El caos, el caos!!”, responderá la Cámara. Pues eso, el caos.