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Actitudes y justicia

No creo que nadie pasemos a la Historia en esto de la logística. Lo siento, alguien tenía que decirlo. Las teorías ampliamente repetidas por nuestros más insignes directivos y empresarios de este santo sector, eso de que "ni los perros nos mirarán cuando no tengamos poder" es cierta. Créanselo todos los que lo dicen.

  • Última actualización
    07 julio 2017 00:00

Todos los que transitan por este mundo logístico nuestro deben saber que eso que dicen sin creérselo del todo, es así. Se hiela la sangre cuando al fin, desnudos de ese escudo protector que tiene la influencia sobre la vida de nuestros interlocutores, hemos de oír la verdad de los otros. Mentalícense de que no somos nada y empiecen a asimilar que por mucho que lo repitan sus mariachis habituales, su micción no es excelsa. Lo siento. No es baladí que insista en estas cosas. Y es que uno ha encontrado en el pasado y en el presente actitudes altivas, que han derivado a veces en comportamientos desconsiderados, en faltas de respeto, en mala educación, pensando que su papel en la Historia les permitía sobrepasarse, meterse contra quien creen que pueden hacerlo, no contra quien deberían hacerlo. Procedamos, por favor, a meternos en la cabeza que no vamos a pasar a la Historia y que, por tanto, hemos de cuidar día a día a la gente que nos rodea. Seamos respetuosos y si en un momento perdemos los papeles... pidamos disculpas de inmediato. Eso no pasa a la Historia, pero sí a la historia nuestra y a la de las personas que nos rodean. En un sector con magnitudes superlativas, a veces la mala actitud también lo es. Escribo de esto, porque pequeños y diversos chi spazos de reciente incorrección nos han vuelto a recordar este mal. Por si se confunde el lector, esto de las faltas de respeto en el trato entre personas no me preocupa tanto por el que sufre la desconsideración como por el que la comete. Dicen, y así lo creo, que de lo que más se arrepiente uno en su lecho de muerte es de no haber dicho determinadas cosas en su momento. Luego es tarde. Cada cual sabrá, si quiere saber, qué le queda pendiente. Yo agradeceré infinito que me digan si he sido desconsiderado con alguien y no le he pedido disculpas. Los pobres son, somos, normalmente, más agradecidos, porque valoramos más la ayuda, porque quizás la necesitemos más. Los poderosos tienen una pelea extraña con pedir perdón y dar las gracias, porque son más de exigir cosas y dar órdenes. Pobres. Todo esto es sólo una sencilla reflexión, que a mí, miren por donde, me recuerda, por ejemplo, que en el Puerto de Valencia se deberían dar las gracias, de verdad, a mucha gente. ¿Pasar a al Historia? Cada cual tiene su versión. Por lo que yo he observado de ese puerto, si ha de destacarse a alguien, sería a Perfecto Palacio, por haber implantado la modernidad del contenedor contra viento y marea, a Fernando Huet, por haber coordinado un equipo de grandes profesionales y mayores egos hasta cimentar la bases de futuro de ese enclave, y quizás el tándem Rafael Aznar - Juan Antonio Delgado, por haber reforzado y consolidado, en la peor época de la peor crisis, el liderazgo del Puerto que les tocaba gobernar. Gracias. Ya sé que nadie se acuerda de los que ya no tienen poder. No es normal. La justicia tampoco lo es.