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España sí está posicionada

El notable esfuerzo de inversión, liderado por los gobiernos, en respuesta a la COVID-19 no debe servir únicamente para paliar las consecuencias económicas de la misma, sino que debe sentar las bases para un nuevo modelo de crecimiento económico, más eficiente, sostenible y equilibrado, donde la productividad se recupere, el respeto al medioambiente sea prioritario, las oportunidades se igualen para personas y empresas y el endeudamiento creciente  - público y privado - no sea, como lo ha sido en el último cuarto de siglo en Occidente,  el sustento de ese crecimiento. Programas como el “Next Generation” de la Unión Europea, cuyos fondos empiezan a llegar a los países miembros en este verano de 2021, apuntan en esa dirección.

  • Última actualización
    01 julio 2021 12:56

En ocasiones se señala que España, dado el peso en su economía de determinados sectores (desde la construcción a los servicios denominados estancados), no está bien posicionada para utilizar adecuadamente esos fondos para la imprescindible transformación de nuestro modelo productivo. Y, sin embargo, los datos de Inversión Directa Extranjera en las áreas estratégicas de la economía verde, digital, eficiente y equilibrada (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) contradicen esa percepción negativa. España (gráfico superior) ocupó en 2020 el séptimo lugar mundial en el número de proyectos de IDE atraída en esos campos (octavo lugar en el promedio del pasado quinquenio), absorbiendo un porcentaje medio del 3.6% (2,5% en el quinquenio) del total mundial. Esos porcentajes son sensiblemente superiores a los que representa la economía española en el mundo (1,4%).

Por tanto, el aprovechamiento de los fondos europeos – y, no menos importante, la atracción para actuar en paralelo de la inversión privada, nacional y extranjera – en las áreas críticas para la transformación económica requiere establecer una colaboración eficiente de empresas y asociaciones empresariales con agentes sociales, organismos públicos y centros de investigación, alcanzar un alto nivel de coordinación de los diferentes niveles de la Administración, ser rigurosos pero no asfixiantes con los trámites para movilizar estos fondos y, muy importante, recordar que la transformación en el sentido deseado parte de las técnicas y competencias en ciertos campos, pero puede realizarse en todos los sectores, incluyendo los tradicionales, que siguen siendo cruciales en la generación de empleo en España.

LA PREGUNTA¿Cuál es la evolución prevista del precio del petróleo y qué impacto puede tener en los próximos meses en el coste del carburante en España?Durante las últimas semanas el fuerte incremento del precio del petróleo (y del gas natural), acompañado del acaecido en otras materias primas (mineral de hierro, cobre, estaño, entre otras), ha suscitado seria preocupación tanto por las implicaciones macroeconómicas (inflacionistas) como por las que afectan directamente (carburantes) e indirectamente (factura energética, alimentos) al bolsillo de los ciudadanos. ¿Qué cabe esperar en los próximos meses?Primero, es necesario establecer el contexto en el que se ha producido la escalada de precios. Aunque es cierto que en los últimos doce meses los precios medios de petróleo y gas natural se han duplicado con holgura, ese movimiento no supone más que la reversión del sucedido el año anterior, en el que los precios se redujeron a la mitad. Esta trayectoria tan irregular está, evidentemente, ligada a las consecuencias sobre la actividad de la COVID-19 y la recuperación posterior. En términos reales, el precio medio del crudo en junio de 2021 es el mismo que el promedio de la década 2010-2019. Adicionalmente, y en la medida en que persiste cierta incertidumbre sobre la consistencia de la recuperación, los productores que asumen costes elevados de extracción del crudo (sobre todo los que emplean la técnica del fracking en Estados Unidos) están siendo muy prudentes en reiniciar la actividad en sus pozos, limitando la oferta.En los próximos meses, debe esperarse una estabilidad, con cierta tendencia a la baja, ya señalada en los mercados de futuros (backwardation) en los precios, a medida que respondan al incentivo de mayores márgenes esos productores marginales y que la OPEP, por el mismo motivo, relaje las restricciones establecidas en su producción en los momentos de precios muy reducidos de 2020. Los consumidores, empresas y particulares, deberían esperar, por tanto, el alivio no tanto en forma de menores precios, pero sí de ausencia de nuevos incrementos, en todos esas partidas de gasto referidas en el primer párrafo, entre ellas los carburantes, críticas para sus cuentas. Ciertamente, en aquellos ámbitos en los que el precio de los impuestos es muy elevado (desde la factura eléctrica hasta la de llenar los depósitos), las decisiones gubernamentales al respecto pueden alterar, en un sentido u otro, los precios finales.

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¿Cambio de ciclo monetario?Como ya referimos el pasado mes en esta misma sección, siguen acumulándose los datos sobre un significativo repunte de los precios al consumo en buena parte del mundo. Numerosos factores puntuales, ya señalados entonces, y el efecto comparación con la época deflacionista de los primeros meses de la pandemia explican esas tensiones. Aunque no cabe esperar una respuesta rápida restrictiva de los Bancos Centrales, sobre todo en Occidente, existen señales de que no debe apostarse por la continuidad de una expansión monetaria creciente por más tiempo. Las autoridades monetarias de relevantes países emergentes (Rusia, Brasil) han incluso modificado ya al alza sus tipos de referencia, mientras parece ahora previsible que las subidas de tipos en Estados Unidos lleguen en 2023 (un año antes de lo previsto) y que las compras de activos de la Reserva Federal puedan ralentizarse desde principios de 2022, o incluso antes. No es un cambio de ciclo, pero sí un anuncio de que el mismo se acerca.

Otra forma de contener los preciosEl fuerte incremento del precio de múltiples materias primas, que ya se está transmitiendo tanto al nivel de la producción como al del consumo, ha llevado recientemente a las autoridades chinas a liberar parte de sus reservas estratégicas de cobre, aluminio o cinc, en beneficio de sus productores locales, con un impacto inmediato sobre los precios internacionales de esas materias primas, cuya escalada se ha frenado. A corto plazo, la demanda china sigue mandando. Sin embargo, la “transformación verde” occidental puede dirigir las tensiones de precios hacia materias primas como el litio, el cobalto o los metales raros en un futuro no lejano.

¿Una señal de menor proteccionismo?Mientras continúan los roces por la articulación efectiva del Brexit o las tensiones entre China y buena parte del mundo occidental (por factores que tienen cada vez más que ver con factores políticos y estratégicos), debe subrayarse el acuerdo de suspensión durante cinco años de los aranceles cruzados impuestos a múltiples productos por Estados Unidos y la Unión Europea en relación con el largo contencioso por las ayudas públicas a Boeing y Airbus, respectivamente. Siendo ésta una gran noticia para los productores de esos bienes (en España, sobre todo del sector agroalimentario), difícilmente puede describirse como un acuerdo que impulse el libre comercio. Primero, porque no parece cuestionarse que las ayudas públicas (declaradas ilegales por la OMC) continuarán, pero de manera negociada. Segundo, porque el grupo de trabajo tendrá como objetivo básico colaborar para establecer un freno a “competidores de economías no de mercados” (es decir, a China), lo que dará lugar a tensiones comerciales ulteriores.

Una muestra de confianzaen el sector navieroEn Corea del Sur confluyen nuevos o reiniciados procesos de ofertas públicas iniciales de compañías vinculadas a la construcción de buques y el tráfico marítimo. Aproximadamente 3.500 millones de dólares se espera movilizar en las próximas operaciones del astillero Hyundai Heavy Industries y las navieras H-Line Shipping y SM Line. Las expectativas de crecimiento a dobles dígitos de la demanda de buques (medida en tonelaje) para los próximos cuatro años, a sumar a la ya acumulada en los pasados meses, y la perspectiva de unos precios más elevados para los fletes que antes de la pandemia se encuentran tras el optimismo que revelan esas salidas al mercado.