De este modo, y cumpliendo con la planificación prevista, se ha podido restablecer el tráfico en el conjunto de la línea antes de las fiestas del Pilar, tras el restablecimiento el pasado 16 de septiembre del tráfico en el trayecto Sagunto-Caudiel. Así, se normalizan los horarios de los servicios comerciales de viajeros y se restablecen los surcos para los tráficos de mercancías.
Una vez reabierta al tráfico, se continuarán realizando un conjunto de trabajos y controles en el ámbito de la infraestructura para garantizar la seguridad de la explotación ferroviaria, por lo que es necesario implantar Limitaciones Temporales de Velocidad (LTV) que se irán suprimiendo a medida que finalicen estas actuaciones.
Los horarios de los diferentes servicios de viajeros y mercancías se adaptarán de forma progresiva a las nuevas condiciones de la infraestructura y de la capacidad disponible de surcos, de acuerdo con las empresas ferroviarias, permitiendo una mejora sucesiva de los tiempos de viaje según el avance de las obras.
Las actuaciones ejecutadas por Adif en diferentes puntos de los 315 km que tiene toda la línea, y que seguirán ejecutándose en posteriores fases ya sin afectación al tráfico o afecciones puntuales, se enmarcan en el plan de inversiones comprometido para asegurar su competitividad como eje estratégico del Corredor Cantábrico-Mediterráneo, cuya inclusión en el Corredor Mediterráneo europeo fue aprobada el pasado mes de abril.
Este Plan Director, con un horizonte temporal de ejecución hasta 2022/2023 y una inversión inicial global prevista de 386,6 millones de euros, tiene como objetivo mejorar de forma significativa el estado de la infraestructura actual para permitir seguir potenciando este tramo del Corredor Cantábrico-Mediterráneo, especialmente para el tráfico de mercancías.
En este sentido, el Plan se orienta a facilitar las conexiones ferroportuarias y con centros logísticos en este eje ferroviario estratégico. Una vez completado todo el Plan, la línea dispondrá de una mayor capacidad; se incrementará la velocidad máxima de circulación y, en consecuencia, se reducirán de forma sustancial los tiempos de viaje, tanto para los viajeros como para las mercancías; mejorará la competitividad de los servicios de carga; se podrán incorporar trenes eléctricos; se ofrecerán mejores parámetros de fiabilidad y confort; se reducirá la probabilidad de incidencias; y, finalmente, la línea será plenamente interoperable con los corredores Atlántico y Mediterráneo.