En estos días en los que Dios trasquila su rebaño celestial y siembra la terrena España de nieve lanar, se pone una vez más de manifiesto que los problemas acuden al Paseo de la Castellana 67 como moscas al excremento vacuno y que lo que allí reside excede ya de las infraestructuras y el transporte para merecer con todas las de la ley un nuevo bautismo, bajo la denominación de Ministerio del Huevo de Codorniz.Qué cucos los frutos ovíparos de esas alegres gallináceas, todo huesecillos cuando salen de la cazuela. Huevecillos como grava en esta España de hormigoneras, aceitunas de clara y yema, corolarios de pan tostado en canapés.Son los huevos de codorniz siempre distintos, no hay ninguno igual. Más grises o más marrones, más blancos o más negros, moteados, manchados, estampados, en irregulares formas donde incluso se podrían adivinar las frustraciones humanas en la consulta de cualquier psicólogo freudiano.Eso sí, una vez cascado, da igual el traje, el envoltorio o el maquillaje, el huevo escondido es exactamente el mismo: botón amarillo suspendido en alba. Les regalo los derechos de autor de la definición para sus cócteles caseros.Precisamente Magdalena Álvarez, ministra de Fomento, se ha debido montar el piso en el nido de una codorniz y con asiduidad le llueve del cielo uno de sus huevos. Otro huevo. Siempre diferente, siempre distinto, con nuevos matices, con nuevos retos. Queremos olvidarnos del pasado, de experiencias anteriores, de legislaturas enterradas y vivimos con tensión, pasión y emoción los instantes en que Doña Magdalena casca el diminuto elemento. Esta vez sí, pensamos, esta vez desayunamos tranquilos, sin contratiempos, no puede ser siempre lo mismo... pero lo es. Estalla el huevo entre las uñas de la ministra y brota la clara pegajosa, que resbala por los dedos, que se columpia irrompible en extensión ilimitada, mientras la yema se rasga y desparrama y lo embadurna todo en un olor que las horas convierten en hedor. Otro huevo, otro maldito huevo.Ministerio del caos, del desbarajuste periódico y reiterativo, que no respeta a nada y a nadie, que regresa, siempre regresa con un nuevo disfraz y nos deja la misma y cansina herencia.¿Hacemos recuento de las veces que se ha celebrado estos años en España la Jornada Nacional del Ciudadano Colilla?Aeropuerto de El Prat. Julio de 2006. Empleados de handling de Iberia invaden las pistas. ¿Qué decía la cáscara? Manifestación ilegal, abuso de los derechos de los trabajadores. Guardia Civil que actúe ya. Cascó la ministra y... el huevo. Caos infinito durante días. Decenas de miles de ciudadanos tirados cual colillas.Aeropuerto de Barajas. Diciembre de 2006. La compañía aérea AirMadrid suspende sus operaciones. ¿Qué decía la cáscara? Compañía aérea incapaz de garantizar la seguridad del pasaje. Opera al límite de su flota e incumple los mínimos, acumulando retrasos y cancelaciones. Financieramente inestable. En beneficio de sus clientes y para garantizar su seguridad hay que suspender la licencia. Eso sí, cascó la ministra y... efectivamente, otro huevo. Caos aeroportuario. Desesperación por el dinero invertido para volver a casa por Navidad. Miles de ciudadanos tirados cual colillas.Proximidades de la ciudad de Barcelona. 2007. Se derrumba un túnel en las obras del AVE. ¿Qué decía la cáscara? Error en la ejecución del proyecto por la constructora. Por otra parte, un contratiempo lógico dada la complejidad de las obras. Paciencia y a esperar lo que haga falta para garantizar la seguridad. Pero cascó la ministra y... ahí estaba el huevo. Media Barcelona sepultada por el caos generado en las Cercanías. Decenas de miles de ciudadanos tirados cual colillas.España y sus carreteras. 2008. Paro de empresas de transporte. ¿Qué decía la cáscara? Una minoría se moviliza y además reclama medidas en contra del libre mercado. Hay que seguir negociando sin inmutarse y aislar a los que no piden más que tonterías. Y cascó la ministra y... oh Dios mío, otro huevo. Violencia y extorsión en las carreteras, paralizado el 100% del transporte e histeria por supuestos problemas de abastecimiento. El país entero abandonado cual colilla.2009. Madrid nevado. ¿Qué decía la cáscara? Tormenta de nieve de proporciones no anunciadas. El Instituto Nacional de Meteorología falló en la previsión. No ha sido capaz de responder ninguna Administración. La naturaleza es irreductible. Pero cuando la ministra cascó... allí estaba, pringoso, chillón e indomable el maldito huevo. El Aeropuerto de Barajas cerrado, toda la red aeroportuaria bloqueada y... decenas de miles de ciudadanos tirados cual colillas.¿Lo ven? Todos los huevos eran distinto y todos conteniendo razones que de una u otra forma hacen que los problemas ni siquiera rozaran a Fomento.¿No fue incontrolada e imprevisible la invasión de pista de El Prat? ¿Cómo reaccionar si no es a la contra?¿Están libres unas obras tan complicadas como las del AVE de contratiempos e incidencias y, en todo caso, no es directamente la responsable la empresa ejecutora y Fomento quien debe en todo caso ser quien reclame perjuicios?¿No era AirMadrid un peligro volante, un proyecto empresarial con alfileres que no se sostenía y al que convenía poner freno por gestionar un servicio público?¿No eran absurdas las peticiones de Fenadismer y Plataforma, no eran inadmisibles y el Gobierno debía mantenerse fuerte y no ceder a su chantaje?Aunque todo en la vida es una cadena de responsabilidades, ¿no es culpable principalmente el que derriba la primera pieza de dominó, el que se equivoca en la previsión meteorológica y condena las reacciones del resto? ¿Cómo quitar la nieve al mismo tiempo que el cielo amenazaba con sepultarte bajo ella?Pues sí, visto así todos los huevos fueron bien cascados por Doña Magdalena. No se podía hacer más... Lástima que se espanzurraron, ¿verdad ministra? Qué mala suerte, ¿eh? Si es que... Qué cruel es esto de los cargos y la opinión pública... Qué duro y qué injusta es la gente. La entiendo, sí, sí, la entiendo, la comprendo perfectamente...Claro que para no hacer nada o terminar no haciendo nada, tal vez es mejor que coja el nido de codorniz y se vaya a su casa porque si de lo que se trata al final es de restregarnos los huevos por la cara, tranquila, ya nos bastamos nosotros solitos. No necesitamos que nadie se ría en nuestras narices. Y es que visto lo visto, ¿a qué se dedica señora ministra?