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La “parte social”

El diario de huelga que comenzaron a escribir los sindicatos de la estiba del Puerto de Bilbao el viernes 9 de octubre llega hoy a su página número 33, tantas como días   consecutivos de paro llevan protagonizando “En defensa de nuestro trabajo. Estiba aurrera!” (“¡Estiba adelante!”, en euskera), según el lema de la pancarta que acompaña desde entonces todas sus movilizaciones y que con unos buenos cuidados podrían seguir utilizando en futuras movilizaciones y huelgas, que sin duda las habrá.

  • Última actualización
    09 noviembre 2020 19:29

Los motivos podrán ser los mismos que ahora, parecidos  u otros bien distintos, pero el lema “En defensa de nuestro trabajo” seguirá resultando válido en cualquier momento o circunstancia, por cuanto es universal, se ajusta perfectamente al manual del buen sindicalista y es un mensaje irreprochable desde el punto de vista de la opinión pública a la que se dirige. 

Nadie duda que habrá más ocasiones y más motivos para sacar ésta y otras pancartas en el futuro ya que la conflictividad forma parte de la dinámica propia de este colectivo y de su relación con las empresas, lo que no debe sorprender a nadie dadas las especiales características de una actividad que, a pesar de ser considerada como esencial y estratégica para la economía nacional, ha carecido tradicionalmente de un marco normativo estable de relaciones laborales. 

Por el contrario, la estiba ha adolecido de una organización excesivamente compleja e intrincada que ha dado lugar a una confusa interpretación de sus reglas y por ello ha alumbrado convenios colectivos caracterizados por su alta inestabilidad, lo que unido al poder coercitivo de los paros, con su elevado impacto en la economía, y a la resistencia de las administraciones públicas a intervenir en este mercado por el coste político que ello les supondría, ha abonado el terreno para una acción sindical en muchos casos desproporcionada, como es el caso de la huelga que llevan a cabo en estos momentos en el Puerto de Bilbao, o con amenazar con el recurso a la huelga sin un motivo suficientemente justificado, como ha sido el caso reciente en el Puerto de Valencia con la implantación del sistema operativo Navis N4.

Por más que la jerga sindical se haya apropiado de este concepto, la “parte social” somos todos: asalariados, autónomos, empresarios, estudiantes, jubilados, parados... trabajadores todos 

El tiempo es un espacio elástico que se estira o se encoge según la percepción que tengamos de los hechos que transcurren entre sus límites. La huelga de la estiba en el Puerto de Bilbao alcanza ya 33 interminables días y amenaza con extenderse al menos 30 días más, aún más largos y pesados que los anteriores, hasta el 9 de diciembre, o incluso con tener carácter indefinido a partir de dicha fecha. 

En todo caso, cuando estas inanes semanas de huelga lleguen a su fin, que sin duda lo harán, y se pueda situar la huelga en toda su perspectiva, será necesario hacer balance de los daños y pérdidas que ha provocado. También de los beneficios, si es que existe alguno. 

No se trata de pasar la factura de los gastos, pero sí de confrontar a sus responsables ante los daños que acabará ocasionando la huelga en el Puerto de Bilbao y en muchas de las empresas de su comunidad portuaria, de Euskadi y del hinterland; en los trabajadores de estas empresas y en miles de autónomos; o lo que es lo mismo, en la verdadera “parte social”, la que ajena a las causas del conflicto, aguarda impotente su resolución.

Por más que la jerga sindical se haya apropiado de este concepto, la “parte social”  somos todos: asalariados, autónomos, empresarios, estudiantes, jubilados, parados... trabajadores todos.