Alejandro Arola, presidente de Arola y de la Fundación Aduanera
¿Cuál es su palabra logística favorita?
Imaginación.
¿Tiene algún apodo?
No, ninguno.
Ciudad pendiente de visitar.
Nuuk.
Una ciudad para vivir.
Tarragona.
Un libro.
El último que estoy leyendo, “Lejos de Luisana“, un regalo de una excelente amiga.
Una película o serie.
“Casablanca”.
Un cantante/grupo/disco.
Jordi Savall.
Un cuadro o escultura.
La Pieta, de Miguel Ángel.
Un vicio.
Dormir poco.
Una manía.
El orden.
Una pasión.
Mi trabajo.
Una persona a la que admire.
A las personas que están trabajando en hospitales para Médicos Sin Fronteras en países donde hay conflictos bélicos.
Personaje de ficción favorito.
Tintín. El héroe en mi juventud.
Un animal.
El perro.
¿Toca algún instrumento?
No, me gustaría tocar el piano.
¿Cómo se llama el grupo de whatsapp de sus amigos?
No tengo.
Cuando era niño, ¿qué quería ser de mayor?
Exactamente lo que soy.
Y en su próxima vida, ¿qué querrá ser?
Lo mismo que en esta.
¿Picking o packing?
Picking.
¿20 o 40 pies?
40 pies.
¿Ha pedido algún autógrafo en su vida?
A Joan Manuel Serrat y a Placido Domingo.
¿Cuál es su masa máxima autorizada?
64.
Díganos el nombre concreto de una persona, fuera del ámbito político, a la que nombraría ministro o ministra de Transportes.
Francisco Aranda, presidente de UNO.
¿Cuál es su mejor marca personal?
El compromiso.
Cuando no piensa en logística, ¿qué es lo que más le gusta hacer?
Seguir pensando en mi empresa.
¿Qué prefiere, fletar o flotar?
En función del momento.
¿Qué le infunde más temor?
La mediocridad.
Si tuviera que trabajar directamente en una rama/eslabón concreto de la cadena logística, en una actividad/profesión determinada, ¿cuál eligiría?
Representante aduanero.
¿Cuál es su máxima en la vida?
La lealtad.
Le apasiona el sector logístico porque...
En 45 años de trabajo no ha habido un solo minuto para aburrirme.