Tras dos jornadas de intenso trabajo, Barcelona New Economy Week (BNEW) ha traspasado ya el ecuador de su calendario con grandes resultados y éxito de participación. Según explican fuentes del Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB) a Diario del Puerto, las primeras impresiones a nivel de funcionamiento y asistencia son muy satisfactorias llegando a las 10.000 personas inscritas.
La irrupción del e-commerce durante la pandemia está siendo uno de los temas recurrentes en los debates de BNEW. Tal como apuntó Pere Navarro, “el Covid-19 ha acelerado un proceso de cambio que venía gestándose desde hace tiempo y nos ha hecho reflexionar sobre el diseño de la ciudad de Barcelona”.
En este sentido, Navarró detalló que se trata de un cambio que afecta a la Ciudad Condal en todos los sentidos: “afecta a la fabricación, pues requiere que los productos se elaboren más cerca; afecta a la movilidad, persiguiendo la última milla para conseguir llegar al usuario final con tiempos y precios competitivos; y afecta a la planificación ciudadana porque las ciudades mediterráneas se caracterizan por tener el comercio en la calle, que ahora debe convivir con el electrónico”.
Potencial
Por su parte, Martin Gustavo Ibarra señaló que “conseguir una Barcelona más competitiva pasa por explotar el potencial y todas las posibilidades que ofrece esta región”. Así, destacó el “enorme” potencial del e-commerce, especialmente en el ámbito internacional. No obstante, apuntó que se trata de un modelo “todavía incipiente”. “Los vienes industriales representan un 14% del volumen total del e-commerce, todavía”.
En el debate moderado por la gerente en FDI Center, Paola Suarez, participaron también la vicepresidenta del área de Desarrollo Económico, Turismo y Comercio de la Diputación de Barcelona, Eva Menor; el director general adjunto en AMEC, Diego Guri; y el presidente en Araújo Ibarra Consultores Internacionales, Martin Gustavo Ibarra.
E-commerce, una doble complejidad
Durante su intervención Diego Guri destacó que existen dos tipos de “dificultades” relacionadas con la irrupción del e-commerce. En primer lugar, “la complejidad operativa” que supone en el movimiento de las mercancías, “teniendo en cuenta que pasamos de vender contenedores a vender paquetes individuales”.
Todo esto implica, según detalló Guri, una complejidad en la resolución de incidencias y de atención al cliente, “que deberán atender las múltiples quejas que se generen durante las 24 horas del día, los siete días de la semana”. “Y las pequeñas empresas no pueden abarcar todo esto”.
A estas dos complejidades, señaló Diego Guri, “hay que añadir los problemas que se generen en las aduanas, pues cada envío supone un trámite aduanero que se convierte en un potencial problema para las empresas”.
Como solución a estos problemas, Guri señala la Zona Franca de Barcelona, como un “espacio ideal” para establecer un hub de comercio electrónico que ofrezca todos los servicios que requiera este modelo económico, “puesto que dispone de las principales estructuras de comercio y se pueden implementar espacios donde las empresas estén conectadas”.
Por su parte, Martín Gustavo avanzó que “la tendencia internacional en tres años va a ser el e-commerce”. “Es evidente que la irrupción del comercio electróno supone un cambio de paradigma, aunque dudo que el paquete jubile al contenedor, al menos no tan rápidamente”.
Gustavo añadió una cuarta complejidad a las apuntadas anteriormente por Guri, que responde a la necesidad de albergar la gran cantidad de información “que se generará con cada uno de las operaciones realizadas por comercio electrónico”. En este sentido, Gustavo señaló al CZFB como una infraestructura “idónea y capaz para acoger los Data Centers, que almacenen toda esta información.
Por último, Eva Menor hizo referencia a los proyectos que la Diputación de Barcelona está llevando a cabo en la ciudad, para potenciar la digitalización, “como herramienta para potenciar el e-commerce”. Así, señaló la apuesta de la entidad en este ámbito, contemplado en el Plan de Choque puesto en marcha para paliar y reparar los efectos de la crisis económica. Este plan incluye medidas como realizar consultas a las empresas sobre qué demandas tecnológicas tienen; facilitar la formación en la implementación de tecnologías y en ciberseguridad. “Debemos pensar en una nueva economía basada en la digitalización y el progreso verde, que esté al servicio de las personas y de las empresas de la región”, cocnluyó la diputada.