Nacido en Barcelona, David Bonillo tiene 20 años y desde el 2020 forma parte del equipo de Aduanas en Tracosa Barcelona. Su familia es de origen español, tiene una hermana y un hermano a quienes hace años que no ve. “Mi familia biológica es lo que se llama una familia desestructurada, el tipo de familia que nadie sueña tener”, explica. A sus dos años, fueron excluidos de la potestad de sus padres e internados en un centro de menores y, a los seis, fueron dados en acogida a tres familias diferentes. “Desde entonces nuestra vida de hermanos se distanció”, lamenta.
Tras ocho años de convivencia con su familia de acogida, a sus 14 años, se vieron obligados a dejar de hacerse cargo de él, por lo que también fue separado de esta familia e ingresado en un centro público de la Generalitat de Catalunya, donde convivía con decenas de residentes con orígenes de todo el mundo y situaciones tan complicadas o más que la suya. “Como podéis imaginar esos centros, aunque lo intentan, consiguen muy poco en integración y en absoluto dotan a los residentes para poder vivir una vez ellos te echan”, añade.
“Supongo que algo bueno me tenía que ocurrir alguna vez y se cruzó en mi vida Marco García, gerente de Grupo Tracosa y su familia, que son ahora también mi familia”. Esto ocurrió mientras vivía su último año internado en el centro. Desde el primer momento, asegura Bonillo, “Marco me ayudó tanto emocionalmente, como logísticamente y sobre todo me acompañó para que mi salida del centro no fuera hacia la marginalidad o la delincuencia, sino que pudiera tener una vida correcta y fuese capaz de prepararme para vivir de un trabajo digno”.
Así, hace dos años empezó a ir algunas tardes a la oficina de Tracosa en Barcelona, donde “hacía de archivo, echaba una mano y hacía recados”, recuerda. Poco a poco, con ayuda y paciencia de los compañeros, fue aprendiendo exportación y haciendo declaraciones de aduanas. Actualmente, “ya puedo decir que soy un compañero más de exportación de aduanas y estoy iniciándome en importación”.
Desde que llegó a Tracosa, no solo Marco es como un padre para él, “el señor Moreno, uno de los fundadores de Tracosa, es como un abuelo -espero que no se enfade, por lo de la edad- y todos los demás unos grandes referentes”. Todos ellos, reitera Bonillo, se implicaron en que consiguiera tres aspectos básicos como son: poder tener ahorros “para el día que la Generalitat me deje sin ningún tipo de asistencia”, en abril 2023; ser capaz de vivir dignamente y con solvencia profesional de este trabajo en el futuro, “de hecho me preparan para que pueda irme a la competencia si es lo que deseo en el futuro, por lo que me están dando herramientas para vivir de manera autónoma”; así como en brindarle su acompañamiento y consejo en su vida personal, “sé que sin ellos mi vida no sería como es ahora, porque me aportan afecto, estabilidad y empatía, vaya, actúan como una gran familia”. Coincidiendo con las vacaciones de sus compañeros y, sobre todo, con la próxima jubilación del señor Moreno, Bonillo ha tenido la oportunidad de crecer profesionalmente en la empresa. “Aunque reconozco que he sufrido, he disfrutado y me he sentido útil y válido cómo hacía mucho tiempo no me sentía. Hacía mucho tiempo que no sentía que alguien confiaba así en mí”, celebra.
Cuando algunas veces se queja de la mala suerte que ha tenido en su vida, Marcos le anima: “David, hasta tus 18 años has tenido muy mala suerte, la vida solo te ha traído malas cartas. Pero ahora todas las cartas que te están entrando son buenas y, además, ahora solo las juegas tú”. Y eso es lo que quiere “aprovechar las cartas que me están saliendo, aunque debo confesar que Tracosa es mi as en la baraja”.