Para dar forma al evento, Miguel J. López y Alejandro Casas se encargaron de cocinar una paella cada uno; el primero según la fórmula valenciana y el segundo siguiendo la receta castellonense. Más allá del resultado, tanto los miembros del Propeller como sus familiares, invitados expresamente para la ocasión, tuvieron la oportunidad de compartir una magnífica jornada.