VALENCIA. Para los actores de la cadena logística, el escenario actual no es favorable a la hora de avanzar hacia una actividad más sostenible y neutra en emisiones contaminantes. La incertidumbre y la falta de homogeneización en las reglas de juego, la alta inversión necesaria para renovar maquinaria y flotas, la falta de mayores ayudas y la dilación en los procesos administrativos son las grandes trabas que encuentra el sector en materia de descarbonización.
Esta fue la gran conclusión de la mesa de debate que tuvo lugar ayer durante el acto de clausura de la XXXI edición del Máster en Gestión Portuaria y Transporte Intermodal, y en la que participaron, bajo la moderación de Antonio Torregrosa, director de la Fundación Valenciaport, Federico Torres, director de Transformación Ecológica de la Autoridad Portuaria de Valencia; Ignacio Ballester, subdirector general de MSC España; Juan Carlos Arocas, managing director Iberia de TransItalia; Roser Obrer, representante de la Oficina del Comisionado del Gobierno para el Corredor Mediterráneo; y Miguel Ruiz, director de Relaciones Institucionales y Laborales de APMT Spain Gateways.
En estos momentos, “no hay un escenario claro en el que se pueda afirmar que tenemos todos los elementos para lograr una cadena logística de cero emisiones”, tal y como lamentó Federico Torres, que lo achacó a una “gran incertidumbre” en todo el proceso de descarbonización de la actividad. Por ello, demandó a la Administración “facilitar y dejar claras las reglas de juego”. Según el director de Transformación Ecológica de la APV, “es cierto que hay incentivos, pero hay que facilitar su acceso a las empresas” mediante un “sistema más capilar”.
Miguel Ruiz incidió en que las grandes inversiones a la hora de renovar maquinaria y flota son también un hándicap a la hora de lograr una actividad más sostenible. “En APM Terminals hemos calculado que necesitaremos más de 500 millones para lograr el objetivo de las cero emisiones en 2040”, lamentó. Aunque reconoció que “existen subvenciones”, instó a la Administración a abrir vías de negociación para articular fórmulas de inversión “más eficaces”, y demandó una mayor colaboración entre el sector público y privado.
Juan Carlos Arocas, por su parte, recordó los beneficios ambientales de iniciativas como las autopistas del mar o las autopistas ferroviarias. Sin embargo, éstas requieren de inversiones: “Para la puesta en marcha de las autopistas ferroviarias hemos tenido que construir vagones especiales porque no existían en España”. En ese sentido, denunció que “faltan ayudas y apoyo para poder hacer una distribución capilar en España”.
Ignacio Ballester, tras asegurar que el transporte marítimo es del más eficiente y sostenible, denunció la paralización de “proyectos que sólo son beneficiosos” durante años, y pidió agilizar los trámites “porque el tiempo es oro”. Recordó que las navieras y el resto de la cadena logística “vivimos entre tensiones del mercado y de nuestros clientes”, y aseguró que esa agilidad “es la mayor ayuda que las empresas podemos necesitar”.
Por su parte, Roser Obrer reconoció que “hay que conjugar la sostenibilidad ambiental y económica”, aunque puso en valor todo el paquete de ayudas desplegado en España y Europa en materia de descarbonización, como los Fondos de Resiliencia, los ecoincentivos o todos los destinados a renovación de flotas.