No obstante, ha especificado la Cámara de Valencia en su informe, la recuperación no alcanzará los niveles previos a la crisis hasta la segunda mitad de 2020 o principios de 2021, dado que dependerá de la recuperación generalizada de la actividad económica.
Para ello, ha analizado la Cámara, “las acciones del gobierno deberán ir encaminadas hacia los pequeños autónomos, cuyo ritmo de actividad está más vinculado a actividades que se han visto paralizadas y con mayores problemas de liquidez”.
En cuanto a la industria, será el sector de la alimentación, los químicos, el papel y la industria energética las empresas motoras de la reactivación del sector en la segunda mitad del año, en base a las previsiones de la Cámara de Valencia.
Por el contrario, del otro porcentaje de la producción industrial que sufren la paralización total, las ramas industriales más afectadas son las de material de transporte (automóvil y sus componentes) y el sector cerámico, pero también las empresas de productos metálicos, mueble, textil o calzado. “Y las pérdidas para estos sectores no sólo implican la falta de ingresos (frente a unos gastos que se mantienen) sino también por la posible pérdida de clientes”, advierte la Cámara.
Para impulsar la recuperación de este tejido productivo, señala la institución, el gobierno deberá adoptar medidas que incidan en la reducción de los costes vinculados a la energía, y costes medioambientales, ligados en buena parte a impuestos y trabas burocráticas; así como promover medidas que favorezcan el acceso a los mercados internacionales y potencien la actividad exportadora.
Por otro lado, se deberá favorecer la liquidez de las empresas más afectadas por el cierre de la actividad, ampliando las medidas a lo largo del presente año; y tomar medidas especiales para el impulso de la industria del automóvil y sus componentes, dado su elevado componente tractor en la economía valenciana y española.
Asimismo, será fundamental el apoyo para el desarrollo de líneas de actividad industrial del sector de la sanidad y de la I+D+i, tanto en el sector privado como en el público; y adoptar medidas para retener el talento, y que éste favorezca a la competitividad y poder de adaptación de las empresas valencianas a un nuevo horizonte económico.