Si el año había arrancado timorato con un crecimiento del 0,5%, primera piedra de la luz al final del túnel, la progresión fue ascendente a lo largo del ejercicio con +1,2% en el segundo trimestre, +1,6% en el tercero hasta lograr en el cuarto trimestre del año un crecimiento del 2%, toda una declaración de intenciones de cara a 2015 y a cómo se afronta la nueva etapa de la recuperación.La media al cierre del ejercicio fue un crecimiento del 1,4%, ratio más que notable si se sitúa en el contexto.Con todo, tal vez lo más importante que hay que subrayar es que los pilares que mantuvieron el aliento de la economía española durante la crisis siguen siendo grandes fortalezas en estos albores de la recuperación. Las propias exportaciones, que dieron algún que otro síntoma de debilidad a lo largo del año, cerraron el cuarto trimestre creciendo un 4,3% en valor y un 6,1% en volumen para un conjunto del ejercicio con ratios de +2,5% y +3,5% respectivamente.La importaciones crecieron también en el cuarto trimestre de forma destacada, un 5% en valor y un 7,2% en volumen, para cerrar el año con +5,7% y +8,3% respectivamente lo que denota los primeros síntomas de cierta revitalización del consumo interno.Como no podía ser de otra forma, la logística fue catalizadora de este crecimiento económico e igualmente en clara aceleración, como pone de manifiesto el máximo trimestral alcanzado en el cuarto trimestre por la cifra de negocios del sector logístico (+5,3%) para concluir el ejercicio con un inédito crecimiento en los últimos años del 4,3%.Los puertos rozaron su récord histórico (+5%), los aeropuertos lo batieron (+7,3%), Renfe se disparó tras crecer su tráfico un 10,8% y la carretera demostró con su estancamiento en el cuarto trimestre que la bonanza llega, pero lentamente.