Menú
Suscripción

Logística "controlada"

La logística del frío o logística a temperatura controlada, tanto para productos de congelación o refrigeración, se ha revelado como un factor creciente de competitividad en la economía de cualquier país, al permitir que la calidad de un alimento, producto sanitario o farmacéutico, se conserve a lo largo de toda la cadena de suministro, facilitando su exportación a mercados hasta hace no mucho prácticamente inaccesibles. En la cadena logística del frío, junto al almacenaje, el transporte se posiciona como un elemento clave, al asumir un mayor riesgo dada su exposición a imprevistos. Las empresas de transporte por carretera, las navieras y los operadores logísticos que prestan servicio a este sector saben bien que sus clientes exigen que la logística de sus productos esté en todo momento bajo control.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 23:11

Los clientes son cada vez más exigentes y solicitan procesos cada vez más rentables, tanto de logística como de transporte, por lo que exigen las mejores soluciones de transporte para garantizar que la cadena de frío sea totalmente fiable y no tenga ruptura alguna. Entre dichas exigencias, cabría destacar las entregas en tiempo y hora, con respeto y optimización de los plazos y frecuencia de las entregas; la posibilidad de mantener el mismo nivel de control y de servicio en todo el territorio, tanto nacional como europeo o la posibilidad de aprovechar nuevas oportunidades de organización y optimización de los costes del cliente a través de una gestión compartida de sus transportes.Junto a todo ello, también se revela como un factor competitivo fundamental la adopción de los últimos avances tecnológicos, que junto a vehículos y equipos de transporte y frío más modernos y eficientes, incluyen, por ejemplo, sistemas de gestión de la información en tiempo real para permitir la trazabilidad de las cargas, incluyendo las devoluciones de productos y la posibilidad de monitorizar en tiempo real el estado de las entregas y las firmas.Por lo que se refiere a los productos de alimentación, principal destinatario de la logística a temperatura controlada, el transporte frigorífico, tanto refrigerado como congelado, presentan una serie de particularidades íntimamente relacionadas con los aspectos relativos a su caducidad, al tratarse de productos altamente perecederos. Por ello, es de vital importancia controlar y mantener la cadena de frío para no ocasionar roturas en la misma que deterioren la calidad del producto.Pero también son reseñables, por el efecto que van a tener sobre la anterior, los tiempos limitados de almacenaje en el caso de productos frescos, los abastecimientos continuos a los puntos de venta y las elevadas inversiones en instalaciones (cámaras de refrigeración entre 2 y 6º C; cámaras de congelación entre -18º y -22ºC; muelles climatizados entre 2 y 6ºC) y los vehículos (monotemperatura, bitemperatura y tritemperatura, de distintos tonelajes y dimensiones) que son necesarios para mantener y controlar la temperatura de los productos según su naturaleza.Como señala Silvia Andrés, doctor ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), en su artículo "La guerra de las temperaturas", las empresas de alimentación, a la hora de subcontratar el transporte, "requieren principalmente de un transportista que esté en disposición de ofrecerles un coste variabilizado y competitivo, que pueda garantizar en todo momento la cadena de frío, la calidad de un servicio adaptado a sus necesidades específicas y la seguridad de un servicio perdurable y, sobre todo, que esté preparado y en condiciones de asumir los continuos cambios que se producen en el mercado en cuanto a exigencias legales".Sin embargo, el transportista debe financiar las cuantiosas inversiones que requiere este tipo de transporte, las cuales no siempre se ven compensadas por su rentabilidad, pues se trata de un área de actividad en la que los márgenes son extremadamente ajustados y en la que la evolución del mercado es muy rápida. Además, el entorno económico de los últimos años para las empresas de transporte, que son consumidoras de gasóleo, ha venido marcado por el importante incremento de sus costes de producción.Como consecuencia de esta situación, la autora menciona que son múltiples los problemas que plantea la subcontratación del transporte frigorífico: el carácter perecedero, que requiere gran rapidez de movimiento y cuidado por parte del transportista; las inversiones en equipamiento especializado que es necesario acometer, y la adecuación a las exigencias sobre calidad que impone la gran distribución, son los problemas de mayor importancia existentes.ExternalizaciónHace varios años, Silvia Andrés y Raúl Compés, también doctor ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Valencia y profesor titular, publicaron un trabajo titulado "Logística de productos perecederos: externalización y problemas contractuales. ¿Qué factores influyen en el diseño del contrato?", entre cuyas conclusiones destaca el hecho de que el transporte, en cualquiera de sus modalidades, "es el servicio logístico más subcontratado por las empresas de alimentación". Así, de todas las empresas entrevistadas para la realización del estudio, el 57% subcontrataban únicamente dicha actividad. Aunque en menor medida, otras funciones que se subcontratan con terceros son el almacenaje (casi en un 40% de los casos) y la preparación de pedidos (en más de un 20%).Asimismo, cerca de un 15% del total de empresas entrevistadas afirmaban contratar una gestión logística integral, que aparecía como la tendencia que más se extendía, especialmente entre las grandes empresas de fabricación y distribución de alimentos. La fórmula más habitual es la subcontratación de actividades con varios operadores logísticos. Tan solo el 7% de las empresas entrevistadas para el estudio, conducido por Silvia Andrés y Raúl Compés, trabajaba exclusivamente con un único operador.Según dicho estudio, cuatro son los motivos básicos que llevan a las empresas a subcontratar con más de un operador logístico. La justificación fundamental estriba en la especialización del operador en rutas y destinos (señalada por casi el 60% de las empresas), seguida por el ahorro de costes (con una importancia superior al 40%). Ya con menor incidencia, algunas empresas alegaban la diversificación de riesgos y la desconfianza en la capacidad del operador como razones a tener en cuenta a la hora de decidir el número de operadores con los que trabajar.