España y América Latina mantienen una estrecha relación comercial, sustentada en múltiples alianzas estratégicas que abarcan comercio, inversión y cooperación económica, aunque la creciente influencia de China y la irrupción de las políticas arancelarias de Donald Trump amenazan con desequilibrar la balanza.
BILBAO. Los datos económicos de la relación de España con los países de América Latina muestran que España es el segundo mayor inversor en la región en términos absolutos, solo detrás de Estados Unidos.
Un total de 1.367 empresas españolas, según datos de DataComex (web de la Secretaría de Estado de Comercio de estadísticas de comercio exterior de mercancías de España, con datos del Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales de la Agencia Tributaria, y de los Estados miembros de la Unión Europea), exportó productos a países América Latina en 2024, con un stock de inversión que supera los 153.000 millones de euros.
En el ámbito de las relaciones entre España y los países de América Latona, este año 2025 está marcado por la era Trump, por tres cumbres (UE-CELAC, de las Américas e Iberoamericana) y por el proceso de ratificación de dos importantes acuerdos de asociación (Mercosur y México), que suponen desafíos y oportunidades para España y para la Unión Europea) con relación a América Latina.
La relación España-América Latina es bidireccional y necesita una actualización estratégica. España ya no sólo es un inversor en América Latina, sino también recibe flujos de inversión y migración significativos desde la región. Empresas latinoamericanas están expandiendo su presencia en España y México se ha convertido en uno de los mayores inversores extranjeros.
“Esto exige una nueva estrategia basada en la reciprocidad y la cooperación económica y política”, señala el Real Instituto Elcano en su informe “España y América Latina en 2025: desafíos y oportunidades”, elaborado por Carlos Malamud, Rogelio Núñez y Ernesto Talvi.
Tensiones con EE.UU.
La segunda presidencia de Trump está redefiniendo la relación con América Latina, obligando a España y a la Unión Europea a situarse como socio estratégico. La Administración Trump ha endurecido su política comercial y migratoria en América Latina, lo que generará tensiones con varios países. Mientras tanto, China sigue expandiendo su presencia económica con inversiones estratégicas en infraestructura y recursos naturales.
En 2024, las relaciones comerciales entre China y América Latina continuaron fortaleciéndose, alcanzando un volumen de intercambio que superó los 500.000 millones de dólares. Durante los primeros ocho meses del año, el comercio bilateral sumó 348.900 millones de dólares, lo que representa un incremento del 8,6% en comparación con el mismo período del año anterior, según datos de la Administración de Aduanas de la República Popular China
En este escenario de competencia global, España y la UE tienen la oportunidad de consolidarse como un socio confiable, promoviendo acuerdos comerciales, fortaleciendo relaciones bilaterales y ofreciendo alternativas de inversión estables en la región.
EL DATO
1.367
EMPRESAS. Un total de 1.367 empresas españolas exportaron productos a países de América Latona en 2024, según datos de DataComex
Crecimiento insuficiente
Por otra parte, la inversión extranjera y la modernización económica son clave para el futuro de América Latina. A pesar de la estabilidad macroeconómica, el crecimiento en América Latina sigue siendo insuficiente para absorber la demanda laboral y reducir la pobreza. En este contexto, la atracción de inversiones en sectores estratégicos como la transición verde y digital es esencial para el desarrollo sostenible.
Sin embargo, la Administración Trump no prioriza la transición verde y presionará a los países de la región para desalentar inversiones chinas en sectores clave como infraestructura, telecomunicaciones y energía.
Estos factores abren una oportunidad para que España y la UE desempeñen un papel central en la región, canalizando inversiones estratégicas y promoviendo acuerdos comerciales como UE-Mercosur y la modernización del acuerdo con México. La ratificación de estos tratados es, por tanto, crucial para fortalecer la presencia europea y ofrecer alternativas económicas viables frente a la disputa geopolítica entre Estados Unidos y China.
Oportunidades para España
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el recrudecimiento de la tensión entre EE.UU. y algunos países latinoamericanos abre una ventana de oportunidad para que España y la UE se alcen como alternativa confiable y como aliado estratégico de la región. La presencia española y europea se desplegará en diversos escenarios, a partir de la Cumbre UE-CELAC, en 2025, y la Iberoamericana, en 2026.
La alianza estratégica birregional, ante el despliegue de EE.UU. y de China, puede profundizarse con la ratificación de dos importantes acuerdos de asociación (UE Mercosur y UE-México), fundamentales no sólo como una estrategia comercial, sino como un mensaje político.
También será importante el impulso a las inversiones españolas y europeas en sectores estratégicos, como las materias primas críticas, las energías renovables y las cadenas industriales descarbonizadas aprovechando iniciativas como el Global Gateway.
Relación simétrica
Frente a la expansión china y el unilateralismo de Trump, España y la UE apuestan por una relación más simétrica, centrada en la defensa de valores compartidos (multilateralismo y democracia) y en una visión común del comercio (basado en reglas) y en el desarrollo sostenible.
La UE y España podrían ser los socios que permitan a América Latina no sólo diversificar sus vínculos geopolíticos, económicos y comerciales, sino también facilitar la sofisticación de su matriz productiva y exportadora.
En este contexto, la Cumbre Iberoamericana a celebrarse en España en 2026 se presenta como un posible punto de inflexión para revitalizar el proyecto iberoamericano y demostrar que España sigue siendo el socio estratégico que la región necesita como puente indispensable entre Europa y América Latina, consolidando su liderazgo y reafirmando su compromiso latinoamericano.
España-América Latina: un proceso de doble dirección
La relación entre España y América Latina debe verse como un proceso de doble dirección. A los cambios geopolíticos, políticos y económicos vinculados al regreso de Donald Trump y a la creciente pugna geopolítica y económica entre China y EE.UU. se suman entre 2025 y 2026 tres citas regionales que repercutirán directamente en la política exterior española. La Cumbre UE-CELAC, en Colombia; la X Cumbre de las Américas, en República Dominicana; y la gestión de la secretaría pro tempore (SPT) de la XXX Cumbre Iberoamericana (2026), en España. Además, en 2025 nueve países latinoamericanos celebrarán elecciones de diferente tipo.
En contexto España debe demostrar que no ha perdido pie en América Latina, por más que actualmente ningún actor internacional relevante puede presumir de mantener sus pasados niveles de influencia. Dada la imposibilidad de tener una política regional coherente, hay que poner mayor énfasis en las relaciones bilaterales.
La partida se juega en el tablero de los acuerdos comerciales
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado su intención de imponer aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá como forma de presionar a sus vecinos a tomar medidas para contener los flujos migratorios y el tráfico de fentanilo a través de las fronteras.
La agenda de America First puede llevar también a renegociar los acuerdos comerciales con México (y Canadá), Colombia, Chile, Perú, Ecuador, América Central y República Dominica (DR-CAFTA), en condiciones menos ventajosas. Esto podría perturbar los flujos comerciales, afectando especialmente a las economías fuertemente dependientes del mercado de estadounidense.
Esta posibilidad abre oportunidades comerciales para la UE, que tiene acuerdos de asociación y/o de libre comercio con México, Colombia, Chile, Perú, Ecuador, América Central y el CARIFORUM.
El papel de España y la UE
Para capitalizarlas es indispensable la ratificación por el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo del acuerdo de asociación UE-Mercosur y del acuerdo de modernización UE-México.
El papel de España ha de ser tan determinante en la ratificación de estos acuerdos comerciales como lo fue para cerrar su negociación. El cierre de la negociación en torno a la actualización del Tratado México UE es una señal muy importante en este camino.
Para el Mercosur, México y para toda América Latina, estos son acuerdos estratégicos ante las incertidumbres emanadas de EE.UU. Para la UE, es la posibilidad de transformarse en el jugador dominante en la región. De ratificarse, la UE tendría acuerdos con el 95% del PIB de América Latina, comparado con el 44% de EE.UU. y el 14% de China, y sería la potencia con mayor presencia y vínculos más profundos en la región.
Una asociación de este tipo tendría importantes beneficios mutuos. Las economías de la UE y América Latina son complementarias. América Latina posee abundantes recursos energéticos y minerales, capacidad de producir energía limpia y alimentos ecológicos a gran escala. La UE puede aportar capital, tecnología de vanguardia y el know-how indispensable para contribuir a reactivar la inversión y el crecimiento en la región.