Sus compañeros lo recuerdan como "una persona muy importante y querida para todos los que formamos parte de la familia Palibex".
Andrés Santiago era el gerente de Alancar Express, la franquicia en Igualada (Barcelona) y uno de los miembros fundadores de la red de Palibex, pero, "por encima de todo, era un gran amigo con el que hemos recorrido, paso a paso, casi 10 años de andadura".
"En el tiempo en el que todavía se podían dar abrazos, a Andrés le esperábamos con ilusión en los eventos y convenciones porque siempre tenía una sonrisa y una palabra de afecto para todo el equipo. Era inconfundible por su voz dulce y un tono pausado y amable, casi paternal, que le convertían en una buena compañía, ya fuera para conversar sobre el trabajo o simplemente de la vida", recuerdan desde la compañía.
Andrés Santiago representaba el espíritu de Palibex. "Dentro de la Red, era un modelo a seguir por su estrecha vinculación con la marca y su fuerte apuesta por este proyecto que, como él entendía a la perfección, solo podía avanzar con la colaboración de todos", destacan
De hecho, la compañía le concedió el Premio al Franquiciado Ejemplar, un reconocimiento que le llenaba de orgullo y que "nos permitió demostrarle un poco de lo mucho que le queríamos".
Referente en el sector
No menos importante que el recuerdo que deja en Palibex, es su relevancia en el sector de la paletería urgente, del que era uno de los principales referentes en Catalunya.
Seguramente estos días son muchos los empleados y clientes que le lloran, porque Andrés siempre se caracterizó por su trato cariñoso y cercano. Exigente y perfeccionista, era, al mismo tiempo, delicado y sensible, por lo que uno sabía enseguida que estaba ante una persona en la que poder confiar.
"A Andrés le vamos a recordar siempre como un luchador. Una persona valiente que, en los últimos años, tuvo que sortear distintos reveses. No solo esta enfermedad que se le ha llevado tan pronto, también crisis económicas, políticas e incluso sanitarias, como el coronavirus que tan gravemente azotó su tierra. Pero era un hombre acostumbrado a pelear. El trabajo duro y las ganas de progresar fueron una constante en su vida. Con apenas 18 años repartía mensajes en moto por las calles de Barcelona y, cumplidos los 30, ya era el dueño de su propia empresa, Alancar Express, que culminaba tantos años de esfuerzo", recuerdan sus compañeros.
"Ya no podemos tenerle con nosotros, pero, sin duda, seguirá presente en cada paso que demos como Red. Él, que siempre estaba pensando en crecer y en mejorar, será nuestra mejor guía".