Esa es la pregunta del millón.
Es por unanimidad la pregunta que nos hacemos todos cuando pensamos en la educación de nuestros hij@s e intentamos trazar el itinerario de aprendizaje de los idiomas que no tuvimos para nosotros. Buceamos entre alternativas como los colegios bilingües, los refuerzos en academias de barrio, clases particulares, los campamentos de pascuas y verano o las experiencias académicas en el extranjero.
Pero ¿qué pasa con nosotros, adultos y profesionales? ¿Cómo podemos abordar un aprendizaje integral habiendo cruzado la mayoría de nosotros el ecuador de nuestra vida?
Nunca es tarde para esa formación integral en idiomas. Se tenga la edad que se tenga.
El mejor momento lo decide y genera uno. Hacen falta dosis de coraje, espíritu de superación, descolgarse de limitaciones y prejuicios, y eso sí, dar con el programa adecuado según necesidades personales y profesionales. Lo que para nosotros está claro es, que la formación integral en idiomas sucede en el extranjero. Cuando a través de la propia experiencia e inmersión cultural, vamos más allá del verbo To be aprendido entre cuatro paredes.
Y ojo, una cosa no quita la otra. La formación en idiomas in company debe recibirse con regularidad, pero es, ese salto al extranjero, lo que dará impulso cualitativo al aprendizaje y a la manera en cómo comunicamos, desde una perspectiva holística, teniendo en cuenta el componente cultural en las relaciones. Aprender el idioma en el país de destino, en un entorno globalizado y diverso, en un contexto que nos ponga a prueba en habilidades para la vida. Abrirnos de verdad a lo internacional y a una nueva forma de aprehender del mundo.
¿La fórmula ideal? Atendiendo a cada individuo, el plan debe ser diferente. El mercado educativo internacional, ofrece posibilidades muy diversas. Y todas bonificables por la Tripartita.
Apuntando al idioma del inglés como lengua vehicular de los negocios, los programas para profesionales que ofrecemos en Reino Unido, por ejemplo, son diseñados a medida de cada cliente, en un entorno exclusivo en la campiña británica, con un número reducido de participantes de otras nacionalidades y sectores, y una programación social donde hacer extensiva la práctica del idioma en ámbitos más desenfadados. Un chapuzón de convivencia y networking durante los tiempos de las comidas, la formación y las actividades sociales.
Esta es la mejor manera. Un aprendizaje práctico donde poner en juego nuestras competencias lingüísticas en contextos reales y desarrollar nuestras habilidades para comunicarnos, empatizar con otras culturas, flexibilizar creencias arraigadas, abrir la mente a otras formas de entender y ver la vida.
Esta experiencia vital en formación en idiomas, sabemos cómo ofrecerla a nuestros clientes. Son ellos quienes deciden cuando. Nosotros facilitamos el cómo. Y lo hacemos desde la propia experiencia y el convencimiento profundo, de que el retorno de la inversión de estos programas trascenderá más allá del ámbito profesional de nuestro cliente.