Según los datos recogidos en informe “La contratación del transporte en 2023”, elaborado por Trans.eu, los expertos pronostican una caída anual de los contratos de entre el 3% y el 5% y advierten de una contracción del consumo.
MADRID. La recesión económica y la reducción de la demanda de transporte, el elevado coste a la hora de hacer negocios, la inestabilidad del mercado o los problemas para encontrar transportistas son algunos de los retos, pero ni mucho menos los únicos, a los que se enfrenta actualmente el transporte de mercancías por carretera.
De hecho, “en los últimos tiempos se han introducido en toda Europa, pero especialmente en España, nuevas políticas y leyes directamente relacionadas con la regulación del sector. En nuestro país, el reciente Plan Nacional de Inspección del Transporte por Carretera, o las nuevas regularizaciones que atienden a algunas demandas históricas de los transportistas, como son la carga y descarga o la protección ante la morosidad, que se recogen en la nueva Ley de Transporte aprobada en 2022, dibujan un nuevo escenario de incertidumbre que afecta a todos los eslabones de la cadena”, se apunta en el estudio.
Ante este contexto, para este 2023 se prevé que la demanda europea de transporte de mercancías por carretera crezca un 1,11%, mientras que en 2022 la demanda aumentó un 3,4%.
Tarifas
La mayor parte de 2022 estuvo marcada por un claro aumento de los costes de transporte debido, entre otras cosas, a la escalada de los precios del combustible tras la invasión rusa de Ucrania. Las tarifas en muchas rutas europeas alcanzaron niveles récord durante el año.
“En los próximos meses, sin embargo, es de esperar que bajen las tarifas de las rutas fijas. El principal argumento que hace pensar en este escenario es la reducción de la demanda de transporte que ya presenciamos en el último trimestre de 2022, incluyendo el periodo prenavideño”, se apunta en el informe, donde se añade que, a su vez, esta coyuntura es el resultado de la desaceleración del consumo y, por ende, de la producción industrial en Europa como consecuencia de la recesión económica.
Sin embargo, “es poco probable que las tarifas de transporte sufran un descenso más acusado debido a que los costes de explotación de los transportistas siguen siendo elevados (se trata sobre todo de costes fijos relacionados, por ejemplo, con los gastos de combustible y los salarios). Y es que las empresas de transporte se mostrarán reacias a reducir las tarifas de forma significativa, incluso ante la fuerte presión de los cargadores”.
Contratos más cortos
El comienzo de 2023 trajo consigo una bajada de los precios del combustible, pero esto no cambia el hecho de que tanto cargadores como operadores logísticos y transportistas trabajan actualmente en unas condiciones de mercado muy volátiles, que en la práctica les imposibilitan la planificación del transporte a largo plazo. “En el mercado de rutas fijas se está produciendo un cambio notable en la duración de los mismos. El estándar de 24 o 12 meses se está convirtiendo poco a poco en cosa del pasado. Con un mercado del transporte tan inestable en cuanto a los precios, hay que subrayar que las rutas fijas con precios garantizados de manera trimestral o semestral pueden cobrar cada vez más importancia”, señala Teodor Kula, experto en el mercado logístico, director de Desarrollo de Negocio de DONE Deliveries y miembro de la junta directiva de Polish Supply Management Leaders.
Por su lado, Nuria Lacaci, secretaria de ACE, cree que en el caso concreto de España, en los próximos meses las tarifas de transporte deberían, si no bajar, al menos estabilizarse. Tal y como refleja la última encuesta del MITMA, el precio medio del transporte por carretera ha crecido un 13,87% respecto al mismo trimestre de 2021 y se acerca al 20% para determinadas distancias.
“Las bolsas de cargas son una buena solución para los momentos más difíciles. Los operadores logísticos suelen recurrir a ellas cuando se ven obligados a asumir rutas fijas y no pueden disponer de vehículo propio”
Otra de las tendencias detectadas es el auge de los servicios apoyados por herramientas digitales, incluidos los distintos tipos de bolsas de cargas, que ganarán cada vez más peso, tanto en el mercado español como en el europeo, convirtiéndose en un buen soporte para los operadores de rutas fijas y mercado spot.
“Las bolsas de cargas son una buena solución para los momentos más difíciles. Los operadores logísticos suelen recurrir a ellas cuando se ven obligados a asumir rutas fijas y no pueden disponer de vehículo propio”, afirma Sebastián Salamanca, experto de Trans.eu. Es aquí donde entra en juego la nueva herramienta que el Grupo Trans.eu ha desarrollado para los operadores logísticos: Private Freight Exchange. Se trata de un sistema para la gestión digital de órdenes de transporte, ya sea bajo contrato o spot, que no solamente está diseñada para resolver los problemas del día a día de los operadores a la hora de subcontratar, sino que brinda un entorno privado y seguro de trabajo. A través de esta herramienta, el operador logístico crea su propia bolsa de cargas privada con la que le es posible obtener el control de todo el flujo de la información, desde la creación de la oferta hasta la ejecución del transporte.
La escasez de conductores afecta a la contratación
La Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU) apunta que hay un déficit de al menos 20.000 chóferes solo en España y cabe suponer que el problema irá a peor.
El vicepresidente ejecutivo de ASTIC, Ramón Valdivia, señala que la demanda de servicios de este sector prevé crecer un 60 % en 2035. “Una demanda que no podrá ser debidamente atendida, ni en España ni en muchos otros países, ya que faltan miles de transportistas, el principal eslabón de la cadena de suministro”.
Valdivia también apunta que la tendencia de fondo del mercado de transporte por carretera europeo es de crecimiento. Un hecho que, subraya, impacta frontalmente con la escasez de conductores que el sector padece, y que obliga a las empresas de transporte por carretera a aprender a “hacer más con menos” aplicando, por ejemplo, las crecientes posibilidades que las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones pueden aportar.
No hay que olvidar sin embargo que toda esta escasez está intrínsecamente ligada con la precariedad laboral. Empezando por las largas jornadas de trabajo y las dificultades para lograr una conciliación familiar, pasando por la falta de áreas de descanso adecuadas y los costes de obtener una licencia, la realidad es que hay pocos alicientes para sumar nuevos profesionales al sector. Y tampoco se hace fácil para los que siguen, ya que las principales organizaciones sindicales españolas siguen exigiendo la anticipación de la edad de jubilación de los profesionales del transporte hasta los sesenta años para evitar la exposición a situaciones de peligro a causa de la edad, aunque todavía no se ha conseguido avanzar. Una reivindicación que, eso sí, haría aún más necesario el relevo generacional.
“Todo ello hace que el horizonte para poder garantizar a medio largo plazo el funcionamiento de las cadenas de suministro sea cada vez más negro”, se apunta en el informe “La contratación del transporte en 2023”.