BILBAO. No sólo la guerra y la escasez de materias primas e insumos afecta al comercio hortofrutícola; o la inflación y una economía en desaceleración; o la tendencia a una mayor regionalización para contrarrestar los inconvenientes de la globalización. Hoy más que nunca las empresas de frutas y hortalizas necesitan escuchar atentamente al mercado y a las tendencias de un consumidor cada vez más consciente y exigente; vislumbrar y reflexionar las oportunidades y los retos del sector; sin dejar de adelantarse a las exigencias legislativas en materias de sostenibilidad y economía circular que nos marca Europa.
Eficiencia y competitividad; sostenibilidad en sus tres vertientes; transparencia en toda la cadena de valor; innovación y valorización de la labor del campo y de sus productos son imprescindibles para el futuro del sector hortofrutícola.