VALENCIA. Desde hace años, autoridades portuarias y grandes navieras llevan realizando importantes inversiones para reducir su impacto en el entorno. La construcción de buques cada vez más modernos y eficientes, por un lado, y la utilización de nuevos combustibles y el aumento de la electrificación de maquinaria portuaria, por otro, son dos de los caminos que la industria transita en pos de una mayor descarbonización.
Sin embargo, “nos sabemos qué modelo energético tenemos y tendremos en el sector marítimo”, tal y como ha lamentado Ignacio Ballester, subdirector de MSC España, durante la mesa de debate titulada “Riesgos de la Industria Marítima”, celebrada durante la inauguración de la Conferencia Anual de IAME (International Association of Maritime Economists), que ha tenido lugar esta mañana en la sede de la Autoridad Portuaria de Valencia, y que ha sido moderada por Aurelio Martínez, presidente del Comité Científico de IAME. Junto a Ballester han participado Isabelle Ryckbost, secretaria general de ESPO; y Javier Romeu, CEO de TIBA.
Para Ballester, “está claro que la electrificación es el camino a seguir en otras industrias y a la hora de lograr ciudades y entornos más sostenibles”. Sin embargo, la industria marítima parece estar inmersa en un proceso en el que “no está clara la tecnología a desarrollar”. El subdirector general de MSC España se ha preguntado qué combustible entre el metanol, amoníaco, hidrógeno y GNL “será el elegido”. Por ello, ha demandado a la Administración “la elección de una para poder desarrollarla y poder enfocar todos nuestros esfuerzos”.
Para Ballester, “la sostenibilidad y descarbonización no es una competición”, y se ha mostrado partidario de “no imponer impuestos y tasas”, sino de propiciar una mayor colaboración público-privada para poder hacer frente a las grandes inversiones que van a requerir la descarbonización total del sector.
Pero la descarbonización no es el único gran reto al que se enfrenta el sector. Según Aurelio Martínez, el contexto actual está repleto de incertidumbres, en el que “la geopolítica, los cambios tecnológicos y los problemas regulatorios, además de las cambiantes alianzas entre navieras, los procesos de integración vertical y las crecientes medidas proteccionistas impuestas por algunas países” van a determinar el presente y futuro del sector.
Por ello, tal y como ha advertido Isabelle Ryckbost, “es necesario actual rápido”, y ha instado a utilizar los cambios tecnológicos para tomar “decisiones acertadas que puedan mantener y aumentar la competitividad de los puertos europeos”. La presidenta de la ESPO se ha mostrado convencida del rol que pueden jugar los puertos en la transición energética del sector, y ha pedido mayor apoyo público para el desarrollo de proyectos innovadores. “Las autoridades portuarias no pueden hacerlo todo por sí solas”, ha afirmado.
Javier Romeu, por su parte, ha incidido en que la ciberseguridad ha pasado a ser uno de los principales focos de atención no sólo de la industria marítima, sino de todo el sector logístico. “Las nuevas tecnologías ya son una realidad, están ahí, y debemos trabajar con ellas”, ha asegurado, en un momento en que “las grandes disrupciones de las cadenas logísticas son cada vez más frecuentes”.
Todos los expertos han coincidido, además, en que la Administración Pública debe jugar un papel más proactivo, no sólo a la hora de apoyar proyectos innovadores con más presupuesto e inversiones, sino a la hora de arbitrar reglas comunes.