VALENCIA. Esta revisión se produce en un contexto de desplome continuado que comenzó en el cuarto trimestre de 2022. Hay que recordar que el comercio y la producción mundiales se desaceleraron bruscamente en el cuarto trimestre de 2022, ya que los efectos de la inflación continuada y de una política monetaria más estricta se hicieron sentir en Estados Unidos, la Unión Europea y otras economías, y debido a que un debilitado mercado de propiedades en China impidió que se consolidara una mayor recuperación tras la pandemia de la COVID-19.
Sumados a las consecuencias de la guerra en Ucrania, esos acontecimientos han ensombrecido las perspectivas del comercio. La OMC concluye que la desaceleración del comercio parece ser generalizada, ya que afecta a un gran número de países y una amplia gama de mercancías.
No obstante, el crecimiento del comercio debería repuntar el año próximo, acompañado de un “aumento lento pero estable del PIB”, afirman desde la OMC que, sin embargo, alerta que están empezando a verse signos de fragmentación de las cadenas de suministro, lo que podría amenazar las perspectivas relativamente positivas para 2024. Por ejemplo, la participación de los bienes intermedios en el comercio mundial, un indicador de la actividad de las cadenas de suministro mundiales, descendió al 48,5% en el primer semestre de 2023, frente a un promedio del 51% en los tres años anteriores. Además, la participación de los interlocutores bilaterales asiáticos en el comercio de los Estados Unidos en el sector de las partes y los accesorios -un subconjunto fundamental de insumos intermedios- descendió al 38% en el primer semestre de 2023, mientras que en el mismo período de 2022 había sido del 43%.
La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, advierte que “la desaceleración del comercio prevista para 2023 es preocupante, ya que tiene efectos desfavorables para el nivel de vida de la población de todo el mundo. Además, la fragmentación de la economía mundial simplemente agravaría estos problemas. La economía mundial, y en particular los países pobres, tendrán dificultades para recuperarse sin un sistema multilateral de comercio estable, abierto, previsible, basado en normas y equitativo”.
Por su parte, el economista jefe de la OMC, Ralph Ossa, incide en que los datos de la fragmentación del comercio están relacionados con las tensiones geopolíticas. “Afortunadamente, aún no hemos llegado a un alto grado de desglobalización. Los datos indican que las mercancías se siguen produciendo mediante cadenas de suministro complejas, pero que la amplitud de esas cadenas puede haber alcanzado su nivel máximo, al menos en el corto plazo. El crecimiento positivo del volumen de las exportaciones y las importaciones debería reanudarse en 2024”.