Después de años marcados por unos picos de actividad irregular e inestabilidad, soplan aires moderadamente optimistas para las explotaciones logísticas especializadas en almacenaje frigorífico. Si bien no se pueden lanzar las campanas al vuelo, por todos los retos a los que aún hay que dar respuesta, sí puede decirse que los datos dibujan un escenario positivo.
VALENCIA. Las grandes cifras hablan de aumentos en facturación y contratación, y de altos niveles de almacenaje, algo fundamental para las empresas del sector. Aunque hablar de expectativas siempre es complejo, lo cierto es que “nuestro sector crece poco a poco y sólidamente”, asegura Marcos Badenes, secretario general de la Asociación de Explotaciones Frigoríficas, Logística y Distribución de España (ALDEFE), un crecimiento que se produce dentro de un proceso de consolidación financiera, agrupación de empresas y aparición de nuevos operadores.
De hecho, desde la asociación, que aglutina alrededor de 74 empresas con una capacidad frigorífica total de 2.200.000 metros cúbicos, se aventura un “incremento irreversible”, gracias sobre todo a los comportamientos que están experimentando los mercados del centro de Europa y a un cambio del paradigma de consumo de productos congelados y refrigerados en España. Esto va a provocar, según ALDEFE, un previsible crecimiento de instalaciones existentes por el aumento de la demanda de los clientes y nuevas instalaciones en lugares de demanda alta de frío, “siempre de la mano de contratos con clientes a medio y largo plazo”.
Como se ve, el escenario en el que desarrollan su labor los operadores logísticos es muy favorable. Sin embargo, aspectos como los costes energéticos, el cambio de categorización de su actividad, la normativa de los gases fluorados o la competencia desleal siguen siendo retos que condicionan su día a día.
La industria da por prácticamente descartada la vuelta a la situación anterior a la gran subida de los precios de la energía, por lo menos en los próximos decenios. Con todo, desde ALDEFE sí reconocen cierta moderación en esos costes, que se ha producido sobre todo por la disminución del precio de la energía y la repercusión a los clientes de este coste. Badenes califica de “complejo, multilateral y, en algunos casos, dramático” este proceso, que ha consistido fundamentalmente en la implementación de medidas de eficiencia energética, realizándose importantes inversiones en materia de autoconsumo energético utilizando placas fotovoltaicas, aerogeneradores e incluso biomasa, algo que ha ido ajustando los picos de consumo y moderado las curvas de carga de los frigoríficos. También se han mejorado los sistemas de compresores y evaporadores, y ha habido una instalación cada vez mayor de puertas en las cámaras frigoríficas de alta eficiencia energética evitando la perdida de temperatura y la entrada de la humedad.
EN DESTACADO
Marcos Badenes
Secretario General de ALDEFE
“No puede ser que para unas empresas la competencia sea fundamental y para otras sólo un alta censal. Eso debe cambiar”
A esto hay que sumar la modificación, en los casos en los que ha sido posible, del sistema de turnos y servicios, para acompasarlo a los momentos de mejores costes energéticos, y la formación del personal en procesos de mejora de la eficiencia energética. Elemento clave que ha permitido a las empresas conocer como nunca las opciones de contratación existentes y las características de los contratos.
Las empresas, por tanto, “han realizado un esfuerzo titánico en muy poco tiempo y un cambio de cultura corporativa de cara a la gestión energética de las instalaciones”, lo que ha permitido una generalización de un análisis más detallado de los costes, de las facturas y de los contratos. “La energía no es ya solo un coste repercutible sino un elemento critico en el escándalo de costes que forma parte de los elementos críticos de lo que serán las tarifas”, afirma Badenes, que incide en que “cuanto más ajustado esté este elemento será mejor para los márgenes y también para los clientes”.
Categorización
El sector de las explotaciones logísticas frigoríficas lleva años demandando un cambio en la categorización de su actividad (CNAE) hacia industrial para poder acceder a ayudas con las que lograr una mayor eficiencia energética. Aunque desde la asociación reconocen que “es lógico que la Administración se tome su tiempo”, Badenes incide en que “llevamos años reclamando esta situación y hoy en día no hemos recibido respuesta, aunque nos consta que poco a poco van los estamentos administrativos dándose cuenta de esta situación tan injusta que condiciona y determina nuestra actividad”.
Para Badenes, esta situación es, a todas luces, injusta porque aún sin tener ayudas de la Administración “hay empresas consideradas como industriales que sí las tienen y acaban ofreciendo espacios de servicios frigoríficos que afectan a nuestro mercado objetivo”, es decir, se crean situaciones de competencia desleal, otro de los grandes problemas de la industria.
A pesar de que es una situación denunciada de forma recurrente, siguen produciéndose situaciones de tarifas a la baja, “que en algunos casos reducen dramáticamente el margen de funcionamiento de las empresas asociadas”. Aunque para Badenes no hay “soluciones mágicas”, sí propone un aumento de los requisitos formales para obtener el CNAE que tienen las empresas, lo que permitiría controlar no sólo la existencia de estas instalaciones, sino que “garantizaría de forma integral los requisitos de calidad, servicio y seguridad que las empresas asociadas sí ofrecen a sus clientes”, tanto en momentos de bonanza como cuando llegan las dificultades.
EL DATO
5,86
EMPLEADOS. El número de empleados por 10.000 metros cúbicos ha mostrado una tendencia ascendente constante. Comenzando en 3,12 empleados en el primer trimestre de 2021, ha experimentado incrementos continuos a lo largo de los trimestres, alcanzando 5,86 empleados en el primer trimestre de 2024.
Además, insta a la Administración a desarrollar un papel más activo en materia de inspección: “La Administración debe y tiene la obligación de controlar, tanto a nivel industrial como en materia de seguridad alimentaria, el cumplimiento de los requisitos necesarios para trabajar en almacenamiento frigorífico con garantías y seguridad”. Las compañías que intervienen en el mercado sin ser especialistas en esta materia “estamos seguros de que no cumplen con toda la normativa. No puede ser que para unas empresas la competencia sea fundamental y para otras sólo un alta censal. Eso debe cambiar”.
Diferentes normativas
Y en medio de toda esta situación de falta de normas claras para un desarrollo de la actividad en competencia, lo cierto es que las diferentes normativas que se aplican según la comunidad autónoma donde se desarrolle la actividad no es un factor que ayude.
Para el secretario general de ALDEFE supone “la destrucción de la unidad de mercado que implica una competencia desleal entre compañías cuando comparten sector, provocando una deslocalización no justificada de actividades”. Bajando al detalle, Marcos Badenes habla de discrepancias notables en normativas medioambientales, de seguridad antincendios, laborales y de prevención de riesgos.
La solución, por tanto, para ALDEFE, es una norma que topara el rango normativo de autonomías y municipios con un criterio armonizador, “pero por lo que se ve en la actualidad política esto parece algo muy difícil en este momento”.
Canarias, la zona con mayor tasa de ocupación
La ocupación media de los almacenes de productos congelados en España durante el primer trimestre de 2024 -últimos datos consolidados de ALDEFE al cierre de esta edición- ha sido del 78,07%, una cifra que cambia según la región geográfica. Canarias presenta la mayor tasa de ocupación con un 85,74%, seguida de la Comunitat Valenciana y el Centro de la Península Ibérica, con un 83,04% y un 82,95% respectivamente. Cataluña se sitúa ligeramente por encima de la media nacional con un 78,09%. Por otro lado, Asturias y Galicia registran una ocupación del 75,30%, mientras que el Norte muestra un 71,83%. Finalmente, la región con la menor ocupación es el Sur, con un 66,27%.
Por el contrario, la cifra de toneladas manipuladas por metro cúbico confirma la tendencia decreciente ya experimentada el pasado año, alcanzando su punto más bajo en el primer trimestre de 2024 con 0,17 toneladas por metro cúbico.
Gases fluorados: materia prima y caballo de batalla
La utilización de los gases fluorados también representa un importante caballo de batalla para las empresas del sector. En estos momentos, la industria se encuentra en plena implementación de la nueva normativa que, en esencia, restringe y prohíbe la mayoría de los utilizados hasta ahora por la inmensa mayoría de empresas.
Cuando se implantaron en España, algunos de estos gases no sólo eran legales, sino recomendados por los especialistas por su facilidad de manejo, alta capacidad de refrigeración y su no toxicidad. En ese momento nadie se podía imaginar que estas características tan positivas, años después, serían completamente laminadas por su repercusión en el medio ambiente.
Desde la industria hacen hincapié en que las plataformas logísticas e instalaciones no se construyen para un quinquenio, su amortización y funcionamiento se plantean en más de 20 años. “Es tremendamente dramático e injusto que quien utilizó estos gases como refrigerantes cuando eran totalmente admitidos se vea ahora abocado a una inversión enorme sin haber siquiera amortizado la instalación anterior”, denuncia Marcos Badenes, secretario general de ALDEFE.
Por tanto, la actual normativa incide de lleno en las empresas. Por un lado, a aquellas que pueden permitirse, no sin esfuerzo, la reconversión de las instalaciones; por otro, a aquellas abocadas a “una reconversión total o incluso a un cierre de puertas por no poder funcionar con este tipo de gases o porque su reconversión supone un gasto inasumible”.
Desde ALDEFE piden tiempo, flexibilidad y financiación: “Tiempo porque la eliminación del total de los gases CFCs nos parece muy precipitada en estas instalaciones; flexibilidad porque, aunque hay instalaciones que pueden reconvertirse, la mayoría tienen dificultades técnicas; y financiación, porque todo este proceso tiene un coste muy elevado”.
A la espera de que estas peticiones sean escuchadas, ALDEFE ha puesto en marcha, en colaboración con AENOR, un proyecto que, mediante la reducción del índice de calentamiento de las instalaciones y reconvirtiendo las mismas pueda emitirse una certificación por parte de esta entidad que acredite estos cambios. Para ello sería fundamental la utilización de los gases A2L, de un potencial de calentamiento atmosférico prácticamente inexistente y permitidos como refrigerantes por la Administración y que pueden funcionar en las instalaciones de frío ya existentes, frente a los gases CFCs de alto poder de calentamiento atmosférico. “Esta adaptación se realizaría con todas las garantías y con unos costes asumibles por las empresas”, afirma Badenes.
Un sector que sí tiene futuro
Son muchos los retos a los que deben hacer frente y dar respuesta las explotaciones logísticas frigoríficas. Sin embargo, y a pesar de estas dificultades, el sector no sólo tiene futuro, “sino que es el futuro”, tal y como reconoce Badenes.
La conservación de la producción agraria, el ajuste de ésta a las necesidades de la población y la posibilidad de seleccionar producciones más respetuosas con el medio ambiente son varias de las claves que aseguran el futuro de la industria. “Sin frío y sin cadena del frío esto es imposible, las producciones son incontrolables y el objetivo de deshecho cero sería inviable”, puntualiza Badenes.
Por otro lado, el cambio irreversible en la sociedad no sólo española sino también europea en el consumo de productos elaborados “es un impulso total”, asegura el secretario general de ALDEFE, Marcos Badenes. Mejores productos, más sanos, más cómodos, para familias más reducidas y población más madura “son el marco perfecto para que los productos congelados y refrigerados en las distintas gamas existentes proliferen cada vez más”, detalla.
Pero ese optimista futuro no se explica sólo en los cambios de los hábitos de consumo. También hay que buscarlo en la parte industrial, con el desarrollo de mejores métodos de conservación en frío, nuevos materiales aislantes, nuevos compresores y evaporadores, nuevas técnicas de construcción de instalaciones frigoríficas y la irrupción total de la robótica en temperaturas de entre -18ºC y -40ºC.
Estas nuevas prácticas, tanto en la vertiente de consumo como industrial, han abonado el terreno para el crecimiento del número de instalaciones frigoríficas y su capacidad, al tiempo que es un reclamo para la presencia en España de corporaciones multinacionales, fondos de inversión y capitales que ven en el frío industrial y el almacenamiento a temperatura controlada un sector al alza.