"Nosotros vivimos esta crisis desde antes de la llegada del coronavirus a nuestro país, concretamente desde el 25 de enero, coincidiendo con la celebración del Año Nuevo en China"
A diferencia de otras compañías del sector logístico, “nosotros vivimos esta crisis desde antes de la llegada del coronavirus a nuestro país, concretamente desde el 25 de enero, coincidiendo con la celebración del Año Nuevo en China”, señala Xavi Casas.
A la bajada del volumen de trabajo, sobre todo de importaciones, que suele ser habitual a principios de año por la celebración china, se suma el factor del estado de alarma decretado en España con motivo de la expansión del Covid-19. “La crisis se alargará porque el retraso en las importaciones se juntará con la cancelación de pedidos de empresas de aquí, debido al cierre de las tiendas y a la falta de demanda”, apunta Xavi Casas.
Baja la importación
Por otra parte, existe un desequilibrio en el tipo de mercancía que se está moviendo. “Algunos de nuestros clientes que comercializan con artículos de menaje o artículos para bebés han visto prácticamente paralizada su actividad porque este tipo de establecimientos están cerrados”, detalla el director de Cargo Flores. “En cambio, tenemos un cliente que importa guantes de látex y otro que importa bicicletas estáticas, ambos están teniendo muchas demandas estos días”.
“En nuestro caso, trabajamos con alguna compañía que importa equipos EPI y con varias que importan artículos de primera necesidad como pueden ser los condimentos alimentarios, incluso con alguna que comercializa material médico vía aérea”, añade Joaquim Martín. Aun así, “este desequilibrio no compensa la balanza, porque no hemos parado pero el ritmo de trabajo es muy bajo”, destaca el director general de Columbus Transit.
Menos exportaciones
“Empieza a notarse también un descenso en las exportaciones”, señala Joaquim Martín.
“Ya hemos tenido que parar algunas exportaciones de algunos clientes porque algunos países ya han cerrado sus fronteras, como es el caso de Perú, donde el Puerto de Callao ya está cerrado”, afirma Xavi Casas.
Preocupaciones
Ante este contexto, una de las principales preocupaciones que sostienen estos días las empresas transitarias es el cumplimiento de los plazos de pago por parte de sus clientes. “Algunos empiezan a hacerse los remolones”, señala Xavi Casas.
Joaquin Martín, director general de Columbus Transit, trabajando en la oficina. "Estamos acostumbrados a vivir cambios en los mercados, si todo se mantiene dentro de los márgenes previstos podremos soportarlo"
“Ayer registramos el primer caso de una empresa que nos comunicó que no podría pagarnos porque no tiene ingresos y nos pide una demora de dos meses”, detalla Joaquim Martin.
Además, “nos preocupa también el paro que habrá en los próximos meses, puesto que el intermediario siempre es el primero que deja de cobrar”, agrega Xavi Casas.
Pese a la incertidumbre que provoca la crisis del Covid-19 en la actividad del sector, ambos transitarios son optimistas, miran hacia el futuro con ilusión y destacan la capacidad de adaptación de su profesión. “De algún modo estamos acostumbrados a vivir cambios en los mercados, por lo tanto, si todo se mantiene dentro de los márgenes previstos, de como máximo cuatro meses, podremos soportarlo”, apunta Joaquim Martín. “De un modo u otro, saldremos adelante e iremos adaptándonos según vaya cambiando la situación”, concluye Xavi Casas.
Falta de contenedoresExiste otro factor que está dificultando la actividad del transitario en este contexto, es la falta de equipos, es decir, de contenedores. “Cuando las importaciones comenzaban a arrancar desde China, el problema fue de congestión en los puertos chinos de la importación”. Así lo explica el director de Columbus Transit, Joaquim Martin.
“Esto ha provocado la subida de los niveles de flete, no sólo hacia y desde China, sino a muchos destinos porque no hay equipo de retorno para poder exportar”, continúa.
Además, la subida de los fletes provoca la falta de espacio porque la mitad de barcos no llegan y, por lo tanto, no traen equipo. “Es como un pez que se muerde la cola, todo sube y no podemos exportar porque no tenemos contenedores”, apunta Joaquim Martín.