El comercio internacional tiene una importancia vital para la economía global. Los productores, las empresas, los consumidores y los gobiernos de todo el mundo dependen, por tanto, del buen funcionamiento de las cadenas de suministro que lo sustentan.
Aterrizando su importancia en el plano continental, cabe resalta que solo en 2021, la Unión Europea experimentó un aumento del 18,4% en las importaciones extracomunitarias y del 13,9% en las exportaciones.
Con cada uno de estos movimientos, las autoridades aduaneras se han visto obligadas a comprobar que las mercancías que entran o salen cumplen con todas las normas en destino.
Aunque imprescindible, la verificación de los criterios sanitarios, de seguridad o ambientales ha terminado siendo uno de los principales orígenes de los cuellos que botella que, actualmente, siguen tensionando las cadenas de suministro.
Si bien algunas empresas, como In Side Logistics, llevan más de una década contando con él, a raíz del incremento en el número de movimientos de mercancías, el sector ha terminado siendo consciente del importante papel de contar con un certificado OEA.
De hecho, su creciente popularidad se está viendo reflejada en las métricas. En la Unión Europea ya hay 27.000 solicitudes emitidas desde 2008, 4.000 de las cuales se produjeron en 2021.
Y no es para menos, ya que, coincidiendo con la “tormenta perfecta” en la que se encuentra la cadena de suministro, cada vez son más las firmas que se vuelven conscientes de los problemas que conlleva no contar con esta certificación.
Desde el punto de vista de los players del ecosistema logístico, no ser OEA es sinónimo de un transporte transfronterizo menos eficiente; un mayor riesgo y controles menos efectivos sobre la confiablidad de tercero; primas de seguro potencialmente más altas en un futuro; y sistemas de importación/exportación menos eficientes para los involucrados.
Más allá del plano comercial, no ser OEA implica dejar de lado varias ventajas aduaneras que permiten ser más rápidos, estar sujeto a menos controles físicos y de documentación o tener prioridad en los envíos.
Además, desde una perspectiva global, teniendo en cuenta que estos estándares ya están presentes en más de 70 países, renunciar a alcanzarlos implica perder oportunidades para que el negocio se expanda a nuevos territorios que trabajen con este marco.
De esta manera, aunque se trate de un proceso opcional, pasar por la auditoria que te permite alcanzar esta certificación se postula como garantía para alcanzar el objetivo marcado para este año: devolver la normalidad a la supply chain.
Todos los actores implicados son conscientes de que desatascar la cadena de suministro global no será una tarea fácil. Viniendo de un 2020 marcado por la pandemia, el mundo entró en 2021 esperando que los retrasos y puntuales desabastecimientos fueran solo una consecuencia temporal del confinamiento.
Sin embargo, a mitad de ejercicio estos obstáculos se convertían en los responsables de lastrar la recuperación económica, actualmente sumida en un proceso de inflación.
Sin duda alguna, la logística se ha vuelto un actor decisivo en la rentabilidad y competitividad de los mercados a nivel global y, como tal, todos los implicados deben hacer lo posible por agilizar sus procesos.