Más de 30 expertos de diversas regiones geográficas han participado en un estudio promovido por Miebach que, a través de entrevistas y debates en profundidad, ahonda en los retos y oportunidades del sector de la logística y la cadena de suministro, destacando el papel fundamental de la tecnología, la colaboración humana y la sostenibilidad.
BARCELONA. El estudio de Miebach destaca la gran importancia de la planificación estratégica, la inversión en tecnologías preparadas para el futuro y la colaboración entre las partes interesadas para abordar los retos futuros de la logística y la cadena de suministro.
“Tanto si se optimizan las rutas de transporte mediante IA y digitalización como si se adopta la sostenibilidad como imperativo estratégico, los resultados del estudio subrayan la importancia de la tecnología, la experiencia humana y las prácticas sostenibles para crear cadenas de suministro resilientes, eficientes y adaptables. Pero debemos cuestionarnos si las medidas del pasado y las opciones actualmente previsibles para el futuro serán suficientes para tener éxito a largo plazo desde un punto de vista económico, ecológico y sostenible” ̶ comenta el Dr. Joachim Miebach, fundador y presidente del consejo asesor del Grupo Miebach.
Por lo que respecta a los avances tecnológicos, el estudio señala que las tecnologías avanzadas están revolucionando la logística y las operaciones de la cadena de suministro. Desde la inteligencia artificial y la automatización hasta la digitalización o los drones, estas tecnologías se consideran pilares fundamentales para mejorar la eficiencia operativa, optimizar las rutas y garantizar la agilidad de las cadenas de suministro para dar respuesta eficazmente a las demandas dinámicas del mercado.
Los expertos que han participado en el informe, insisten en que sigue siendo necesaria la experiencia humana para gestionar la logística
Ejemplos como la visión artificial para la clasificación o la utilización de drones para la entrega aérea subrayan la transformación del sector hacia una gestión logística orientada a la tecnología. Sin embargo, los expertos que han participado en el informe, insisten en que sigue siendo necesaria la experiencia humana para gestionar la logística.
En este sentido, prevén un futuro en el que personas y tecnología trabajen simultáneamente, en el que las herramientas avanzadas potencien las capacidades humanas en lugar de sustituirlas. Este trabajo en equipo se ve en los humanos que trabajan junto a robots y utilizan AGVs para gestionar tareas logísticas complejas.
Dicho enfoque ayuda a crear un sistema de cadena de suministro más fuerte y adaptable, en el que los humanos aprovechan los avances tecnológicos para fomentar un ecosistema de cadena de suministro más resiliente y con mayor capacidad de respuesta.
Sostenibilidad
La sostenibilidad surge como una cuestión esencial dentro del estudio, haciendo hincapié en la reducción de las emisiones de CO2 y la adopción de modos de transporte respetuosos con el medio ambiente. Más allá de asumir la responsabilidad medioambiental, la sostenibilidad se reconoce cada vez más como un diferenciador estratégico en el mercado mundial.
Iniciativas como la adopción generalizada de vehículos eléctricos para reducir las emisiones de carbono significan una profunda realineación de las estrategias de la cadena de suministro con los requisitos de sostenibilidad ecológica y las expectativas de la sociedad, lo que conduce a una nueva era de logística verde.
Sin embargo, el camino hacia la adopción de tecnologías transformadoras no está exento de dificultades. Los expertos informan sobre los obstáculos a su implantación: deficiencias infraestructurales, consideraciones de costes y el imperativo de la adaptación sistémica, por ejemplo.
Además, el estudio explora tendencias como la diversificación de las fuentes de suministro, el abordaje de los retos logísticos urbanos o la preparación para las exigencias de una población mundial en crecimiento. Estas tendencias ponen de relieve, una vez más, la necesidad de agilidad, innovación y colaboración para protegerse de las disrupciones de la cadena de suministro y para fomentar la seguridad económica en un mundo cada vez más interconectado.