Dichos encuentros tuvieron lugar en la comisión marítima de ATEIA Aragón, el pasado 9 de septiembre, y en la reunión de la junta directiva el pasado jueves 16 de septiembre.
Esta coyuntura, explican, ha generado un "cambio radical" en los tiempos y costes afectando directamente a las cadenas de suministro provocando problemas de stocks, paralizaciones de fábricas, desabastecimiento de determinados productos y aumento de costes, entre otros.Ante esta situación, desde la entidad recuerdan que "alrededor del 90% del transporte mundial es transportado vía marítima y que sólo cinco compañías navieras controlan más del 65% de la cuota de mercado".
"Cabe recordar que alrededor del 90% del transporte mundial es transportado vía marítima y que sólo cinco compañías navieras controlan más del 65% de la cuota de mercado"
Ante esta situación, la entidad se compromete a seguir informando, de ahora en adelante, sobre el cambio en el modelo de negocio marítimo y sus implicaciones en el tejido empresarial exportador e importador, "a las asociaciones, foros, grupos de trabajo de los cuales formamos parte, tanto a nivel local como a nivel nacional a través de FETEIA y CLECAT a nivel europeo".
Principales problemasDe entre todos los problemas analizados, que desembocan en la coyuntura actual, desde ATEIA Aragón destacan los siguientes:
– Disponibilidad de espacio en los buques y contenedores, provocando incumplimientos de los plazos de entrega.– Aumentos de los tiempos de tránsitos y tiempos de trasbordo, obligando al cargador a dedicar más recursos a aprovisionamiento y una menor rotación de los productos– Reestructuración continua de servicios y escalas a través de acciones como blank sailing, cut and run, etc. sin posibilidad de contraprestación por ello.– Implementación de costes de cancelaciones y modificaciones.– Despersonalización de los servicios de atención al cliente, falta/retraso de información y dificultad a la hora de encontrar soluciones.– Aumento del control, por parte de las navieras, de los servicios auxiliares al transporte marítimo. Obligando al cliente a adaptarse a sus tiempos.– Aumento del coste del flete marítimo e implementación de recargos y, con ello, del precio final del producto, limitando su competitividad, en un ambiente de completa inestabilidad.– Perdida de autonomía del pagador aceptando forzosamente condiciones cambiantes.