El sector cerámico español no vive un momento de extraordinario crecimiento, más bien al contrario, se encuentra en una fase de consolidación y, por qué no decirlo, de incertidumbre ante un cambiante panorama internacional.
La producción ha crecido ligeramente durante el último año, pero a un ritmo del 1%. Este dato sitúa a España como líder europeo, solo por detrás de Italia. Más positivos son los datos referentes al mercado doméstico que marcará un crecimiento en 2018 cercano al 7%, inferior a al porcentaje de años precedentes.
Más preocupantes son los datos de exportación, una actividad que durante años ha mantenido a flote al sector y que en 2018 tan solo presentará un crecimiento del 1%. En esta línea hay que señalar que el aumento de las trabas y obstáculos que limitan el comercio es uno de los principales motivos que explican parte de esta desaceleración.
Asimismo, se ha observado una tendencia proteccionista en mercados que son vitales para España especialmente en el norte de África, es el caso Argelia, Egipto, Túnez o Marruecos.
Por otra parte, los países del Golfo Arábigo, otra zona de especial relevancia para la cerámica española, han iniciado una investigación antidumping contra las importaciones españolas. Aquí las ventas alcanzaron los 200 millones de euros en 2017 y ahora mismo están pendientes de un hilo. En 2018 solo Arabia Saudí registró una caída del 28,5%, desplazándose hasta la séptima posición del ránking de mejores clientes de la cerámica española.
Otros factores
Pero hay otros factores que influyen en el estado de salud del sector. Los costes energéticos siguen siendo muy elevados para la industria cerámica (de hecho, España es uno de los países más caros de la UE en cuanto a los precios de la electricidad y el gas). Estos gastos tienen una incidencia directa sobre el precio del producto final y no le permite competir en igualdad de condiciones con Italia, el primer productor, cuyos costes energéticos son sensiblemente inferiores.
Desde la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER), se sigue reivindicando un plan estatal capaz de dar apoyo al tejido industrial, que reduzca trabas, que impulse su competitividad y que respalde la inversión en innovación. Para la patronal, las políticas de las Administraciones Públicas deben incluir un objetivo de industrialización de la economía española, con un peso muy reducido en el PIB, del 16%. La UE tiene como objetivo un 20% en 2020.
Finalmente, ASCER defiende que el sector cerámico es un gran generador de empleo directo de calidad, de empresas auxiliares y puestos de trabajo indirectos, y ejerce como impulsor de proyectos de investigación e innovación en procesos y productos que favorecen el liderazgo del país y la innovación del sector cerámico en procesos de reducción de agua y ahorro energético y en productos más sostenibles y versátiles.