Actualmente el sector está a la búsqueda de nuevo talento. ¿Por qué parece que es un sector es invisible ante la sociedad?
Creo que somos un sector muy poco atractivo para la gente joven porque tenemos muy poca visibilidad. La gente no entiende lo que hacemos en realidad, saben que existimos pero no estamos en ningún sitio.
Hay una parte que es muy cultural (de lo que habla la televisión, las películas, los libros...) y nosotros no estamos ahí nunca. Es un trabajo soterrado. No conseguimos ese alcance que han conseguido otros colectivos como los arquitectos y arquitectas, por ejemplo, por eso no llegamos a la gente.
Y esa acción de darse a conocer, ¿debe estar capitaneada por lo público?
Debe haber una colaboración público-privada. El problema es que si no tienes referentes no te puedes imaginar ahí y las mujeres que hemos ido abriendo camino nos debe haber pasado en muchas ocasiones que no nos veíamos en estos puestos.
¿Qué podríamos hacer para que más mujeres trabajaran en el sector?
Para que las mujeres se queden el sector (en cualquiera que esté masculinizado) es fundamental crear redes. Hay un organigrama, una jerarquía, pero también hay redes oficiosas por donde se mueve mucha información y relaciones, en las que las mujeres no estamos, precisamente porque tenemos una jornada en casa que sigue a la laboral que no nos permite irnos al afterwork, al tenis o el partido de fútbol... ahí no estamos incluidas, estamos fuera de esos círculos, y por eso es difícil que se acuerden de nosotras en primera instancia. Por eso, crear redes de mujeres es fundamental. Aquí la Empresa de Transporte Pública de Viena es una de las pioneras en organizar encuentros entre las mujeres de la empresa para que las mujeres se conozcan y tengan un espacio para compartir preocupaciones y problemas que afrontamos como mujeres. Por ejemplo la inclusión de cabinas de baño en las cabeceras de autobús no se ha producido hasta la incorporación de las mujeres...
Además, deberíamos tener en cuentas las necesidades de las mujeres (sus compromisos familiares por ejemplo) y potenciar su incorporación en sectores que puedan conciliar mejor como en la distribución urbana o los puertos, por ejemplo. De todas formas, el problema no es ese. El problema es que el sector necesita personal (hombres y mujeres). Tenemos que aprovechar para ampliar la mirada.