En los últimos cinco años, la siniestralidad en la estiba en el puerto de Valencia ha experimentando un notable descenso del 54%. No obstante, aún queda trabajo por hacer, sobre todo en los trabajos a bordo del buque, actividad que concentra una parte importante de los accidentes registrados en la dársena valenciana.
VALENCIA. El número de accidentes con baja laboral de los últimos años en el sector de la estiba del puerto de Valencia mantiene, desde 2019, una clara tendencia a la baja, algo que se ha conseguido, según afirman Ángel Sanchís, responsable de Prevención del Centro Portuario de Empleo de Valencia; y Rafael Egea, delegado de Prevención del Comité de Empresa del CPE de Valencia, gracias al trabajo conjunto de todas las partes implicadas: “El modelo de colaboración entre terminales, CPE y delegados sindicales ha demostrado ser efectivo en la reducción de la accidentalidad”, coinciden en señalar.
En ese sentido, en una conversación con Diario del Puerto, ambos expertos recalcan “estar satisfechos” con el modelo de prevención implementado desde hace 20 años, un modelo donde la colaboración entre empresas y trabajadores “ha sido y es muy importante para seguir mejorando las condiciones de trabajo”.
Esa colaboración se traduce en acciones concretas que inciden en el día a día de los estibadores valencianos, acciones en las que se involucra a los fabricantes de material de trabajo como botas o guantes. Ambos reconocen, no obstante, que al ser la estiba una actividad tan especializada y acotada, los fabricantes “no trabajan con soluciones específicas”. “Gracias a este sistema, vamos encontrando las herramientas más adecuadas”, subrayan. Valga como ejemplo la implementación de refuerzos en los guantes de trabajo para evitar aplastamientos en ciertas partes de las manos.
CPE y Comité de Empresa trabajan en estos momentos para articular un Protocolo de Inclemencias Meteorológicas en el puerto de Valencia
A esto hay que sumar las “periódicas visitas que realizamos a operativas, buques, y terminales para identificar situaciones potencialmente peligrosas en las que se pueden implementar cambios que redunden en una mayor seguridad”.
Otra de las ventajas de ese trabajo conjunto es la elaboración de normas y procedimientos. Ambos recuerdan en este punto el sistema de traslado habilitado para mejorar las condiciones del trabajo en altura a través de cestas instaladas en los spreaders de las grúas.
Camino por recorrer
Sin embargo, empresas y trabajadores son conscientes de que queda mucho camino por recorrer, a pesar de que tanto Ángel Sanchís como Rafael Egea reconocen que “el riesgo cero no existe, y más en una actividad como la estiba”. De hecho, si bien la reducción de accidentes ha sido muy notable en los últimos años, “lo cierto es que a partir de ahora la evolución anual puede ser menos intensa, ya que durante los ejercicios anteriores hubieron bajadas importantes”.
En estos momentos, se está desarrollando un Protocolo de Inclemencias Meteorológicas que establezca medidas de actuación ante condiciones climáticas extremas. “Hasta ahora, todas las terminales cuentan con sus protocolos propios”, afirma Rafael Egea, que además recuerda que “la DANA demostró que había muchas cosas por mejorar, donde además echamos de menos una mayor intervención de la APV”. Tanto CPE como el Comité de Empresa siguen trabajando para poder contar con este documento lo antes posible.
Pero donde de verdad ambas partes están incidiendo es en la seguridad a bordo de los buques. “La trinca es la actividad de la estiba con un mayor porcentaje de accidentalidad”, reconocen ambos expertos. “Quienes diseñan y construyen los barcos no están pensando en la seguridad a bordo”, asegura Rafael Egea. “Se echa de menos la participación del usuario en el diseño del buque”, añade Ángel Sanchís.
Por ello, un aspecto positivo sería aumentar la colaboración con las empresas constructoras de los buques, ya que “seguimos encontrando deficiencias en los buques”, puntualiza Egea.
Las mejoras en los equipos de trabajo de los estibadores o las visitas periódicas a buques y terminales para detectar deficiencias son algunas de las acciones llevadas a cabo de manera conjunta por empresas y trabajadores
Concienciación
Para que todas las medidas implementadas y el trabajo que realizan conjuntamente empresas y trabajadores sea efectivo, “es fundamental la concienciación de todo el colectivo”, afirman tanto Sanchís como Egea, un aspecto que con el paso de los años ha ido calando de forma positiva.
Según afirma el responsable de Prevención del CPE Valencia, “hay un 95% de trabajadores muy concienciado, la inmensa mayoría del colectivo es consciente de la importancia de seguir las normas y recomendaciones de seguridad”. En este punto, Rafael Egea pone en valor “el trabajo realizado por Coordinadora a la hora de lograr esas amplias cotas de concienciación del colectivo; siempre trasladamos a los estibadores la importancia de utilizar los EPIs”.
Empresas y trabajadores constatan el crecimiento de la concienciación de los estibadores sobre la importancia de observar las medidas de prevención
Mayor proactividad por parte de los estibadores
Ángel Sanchís, responsable de Prevención del Centro Portuario de Empleo de Valencia, insiste en la necesidad de que los trabajadores portuarios “participen de una manera más activa a la hora de trasladar incidencias”. “Contamos con unos 1.500 trabajadores, son muchos ojos en el muelle todos los días”, afirma. “Ellos, en el día a día, por su cercanía y experiencia, pueden detectar mejor que nadie las deficiencias en materia de seguridad”, reconoce. Por ello, pide que “a través de los partes de incidencia podamos conocer esos fallos para poder subsanarlos”.
Creación de un servicio de prevención mancomunado
Rafael Egea, delegado de Prevención del Comité de Empresa del CPE es partidario de la creación de un Servicio de Prevención Mancomunado en el puerto de Valencia, “algo recogido en el V Acuerdo Marco”. Este servicio “unifica criterios en materia de seguridad y prevención”, afirma, y subraya que “en otros puertos españoles donde trabajan con este modelo, la accidentalidad es menor”. Por otro lado, aunque reconoce que la colaboración es efectiva, “seguimos manteniendo puntos de fricción con las empresas, sobre todo en el reconocimiento de los accidentes”.