Cada aparato contaba con 120 toneladas de peso y fueron acompañados de 43 radiadores, seis contenedores de 40 pies, siete tanques y una veintena de cajas de accesorios.
La gestión y el embarque fue organizado por Seatrans Maritime, mientras que la manipulación portuaria y estiba corrió a cargo de Sevitrade.
La operativa, singular por las reducidas dimensiones del buque «Grand Light» (81 metros de eslora por 11 metros de manga) y la variedad de formas y pesos de la mercancía, fue posible gracias a dos potentes grúas del terminalista sevillano (de más de 80 metros de altura y 100 t de capacidad de carga cada una) y la excelente coordinación entre transitarios, estibadores, personal portuario y agentes marítimos, aseguran fuentes de la compañía.
Tras permanecer tres días en el muelle de la Esclusa, el buque abandonó la dársena del río Guadalquivir rumbo al puerto de Rostov (Rusia), al cual llegó tras cerca de dos semanas de navegación. Se completó así una operativa entre Europa y Asia a través de dos puertos marítimos de interior.