¿En qué estado se encuentra el proyecto de electrificación de los muelles?
Hemos conseguido un hito, que es el de disponer de una estación transformadora en alta tensión, por lo que la APB accederá a la electricidad en alta tensión, la transformaremos, y posteriormente llevaremos a cabo la distribución en baja tensión a todos los muelles, generando un desarrollo de 240 kilómetros de línea eléctrica, con 80 mW/h de potencia, ampliables en un futuro.
En el próximo Consejo de Administración vamos a adjudicar la línea que llegará hasta el Moll Adosat, en la que tendremos que hacer canalizaciones a 30 metros de profundidad. A partir de aquí ya iniciaremos el larguísimo laberinto hasta llegar a ejecutar las obras de la subestación y la conexión troncal.
Por otra parte, con la electricidad que tenemos contratada, estamos ya implantando dos OPS (Onshore Power Supply), uno en la terminal Ferry y otro en BEST. Posteriormente, cuando tengamos ya esta fase de electrificación, desarrollaremos estos 240 km de línea eléctrica, lo cual nos va a ir permitiendo implementar los OPS en todos los muelles. El objetivo es tenerlo acabado en 2030. Queremos priorizar las terminales de cruceros porque la mayoría de estos buques ya están preparados para conectarse con OPS.
¿Considera necesario modificar la actual normativa para facilitar la correcta explotación de las infraestructuras de electrificación?
Sí, aquí tenemos un problema. No tanto en Barcelona, porque nosotros vamos a contratar en alta tensión, pero aquellos puertos que la contraten en baja, si tienen que pagar el término de potencia instalada, que será exageradamente alto, van a tener dificultades para viabilizar las inversiones.
Necesitamos adaptar el marco legislativo a una singularidad que va afectar a todos los ámbitos de la economía, pero en los puertos de una forma muy particular. Aquí tenemos una singularidad que son los usos de alta potencia de forma muy discontinua; si tenemos que asumir el coste de la potencia instalada de forma continua, para autorizarla solo durante unos periodos de tiempo muy breves, va a dificultar la viabilidad del proyecto de electrificación de los puertos.
¿Cómo afronta el Puerto de Barcelona la lucha por la descarbonización? ¿En qué proyectos están inmersos, más allá de la electrificación?
En paralelo a la electrificación, tenemos los desarrollos fotovoltaicos. En esta línea, estamos en una primera fase que nos tiene que dar 100 MW de potencia instalada dentro de la comunidad portuaria, de los que ya tenemos desarrollados un 10%. También queremos generar un operador energético propio que nos permita el suministro de alta tensión y la distribución en baja. Todo lo que es la producción de la fotovoltaica será integrada en este operador para el que requeriremos un socio tecnológico experto en el sector eléctrico. Entendemos que el sector energético es clave para el futuro de los puertos y tener el control del suministro energético será un factor clave para su desarrollo.
También tenemos otros objetivos en la generación de nuevos combustibles. Estamos inmersos en un proyecto que nos hace cierta ilusión que es generar una planta de biogás a partir de los residuos orgánicos. El objetivo es alcanzar los 50.000 metros cúbicos de residuos, propios y de otros, para poder hacerla viable económicamente. Queremos que este año quede claro el esquema para poder impulsar la planta que permitirá complementar el suministro de GNL que ya estamos haciendo a través de una gabarra propia.
Finalmente, estamos preparándonos para poder suministrar lo que serán los combustibles del futuro.
Hay voces que dicen que el GNL es un combustible del pasado.
El GNL no es un combustible del pasado, en el sector portuario tenemos claro que tiene un recorrido de por lo menos diez años y es una gran aportación para una primera fase de descarbonización. Queremos apostar por él en este momento, de hecho, el 20% de las escalas de cruceros ya están en GNL y hay operadores que han hecho inversiones muy importantes.
¿Algún otro proyecto?
El hidroducto que conectará el Puerto de Barcelona con el Puerto de Fos. Se trata de una instalación estratégica para garantizar el futuro energético de Europa. Desde Barcelona se canalizarán 2 millones de toneladas de hidrógeno; el hecho de disponer a medio plazo con grandes cantidades de hidrógeno nos tiene que dar la oportunidad de disponer de este y de otros combustibles de futuro.
¿Hasta qué punto puede limitar la competitividad del puerto la tasa medioambiental que impulsa la Generalitat de Catalunya?
Estamos trabajando para que no tenga un impacto relevante. El impuesto que propone la Generalitat pretende entrar en esta lógica: ayudar a impulsar la descarbonización desde la fiscalidad. Estamos trabajando de forma muy intensa en el anteproyecto que en su día se puso encima de la mesa; estamos incardinando las claves del negocio dentro de la estructura y el diseño del impuesto y estamos en un proceso con el que vamos a ser capaces que el diseño del impuesto responda a las claves del negocio y que sea una ayuda en el proceso de descarbonización sin que tenga un impacto sobre la competitividad de los puertos catalanes. Estamos bien encaminados y el resultado va a ser satisfactorio.