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MARÍTIMO · El ETS lleva ya un año en vigor, mientras que el FuelEU Maritime entró en vigor el pasado 1 de enero

ETS y Fuel EU Maritime: navegando entre la incertidumbre y el aumento de costes

  • Última actualización
    10 enero 2025 05:20

2025 no va a ser un año cualquiera para el transporte marítimo de mercancías. A las navieras que escalen en puertos europeos se les presentan dos retos a los que van a tener que dar respuesta sí o sí.

VALENCIA. Al nuevo régimen de comercio de derechos de emisiones (ETS), que ya lleva un año en vigor, se le suma desde el pasado 1 de enero la nueva normativa FuelEU Maritime, que exige a las navieras y puertos la sustitución de los actuales combustibles fósiles por otros menos contaminantes, hasta llegar al 80% de reducción en la emisión de gases de efecto invernadero en el año 2050.

La implementación de estas dos normativas ha supuesto, por un lado, un aumento de costes para las compañías navieras -que ya están repercutiendo en sus clientes- y, por otro, un aumento de la incertidumbre, ya que aún son muchas las dudas que quedan por resolver.

La Comisión Europea aún no ha publicado el informe sobre el impacto que el nuevo régimen de comercio de derechos de emisión tiene en el transporte marítimo, un compromiso que adquirió cuando entró en vigor la norma. Aunque las propias compañías navieras sí se han preparado para ese impacto, la industria sólo tiene la certeza de que esta normativa seguirá como hasta ahora en 2025, a expensas de que la petición de España y una decena de países más relativo a la elaboración de un plan de contingencia pueda cristalizar en alguna medida concreta.

La Comisión Europea aún no ha publicado el informe sobre el impacto que el ETS tiene en el transporte marítimo, un compromiso que adquirió cuando entró en vigor la norma

La situación que vive la región del Mar Rojo y el consecuente desvío de rutas realizado por las navieras no ha ayudado a conocer de manera real y fehaciente esa afectación. El aumento de flujos de carga que viven algunos puertos del Mediterráneo Occidental distorsiona el escenario que había antes del conflicto entre Israel y Hamás y en el que se había basado la Comisión Europea a la hora de lanzar el Paquete Fit for 55.

Por otro lado, la nueva normativa sobre utilización de nuevos combustibles menos contaminantes va a requerir de las navieras y puertos europeos un sobresfuerzo inversor para desarrollar modos de combustión alternativos, adaptar maquinaria de los buques y poner en marcha infraestructuras portuarias adaptadas a esas nuevas exigencias.

Sin embargo, hay letra pequeña. El nuevo reglamento adopta un enfoque basado en lograr ciertos objetivos, siendo neutral en cuanto a la tecnología y metodología a implementar. Es decir, permite la innovación y el desarrollo de nuevos combustibles sostenibles y tecnologías de conversión de energía, ofreciendo a los operadores la libertad de decidir qué combustibles y tecnologías utilizar en función de los perfiles específicos de cada buque o de cada operación.

El nuevo reglamento Fuel EU Maritime da libertad a las navieras para decidir qué combustibles y tecnologías utilizar en función de los perfiles específicos de cada buque o de cada operación

El reglamento también prevé diferentes mecanismos de flexibilidad, que apoyan a las flotas existentes para que encuentren estrategias de cumplimiento adecuadas, y recompensa a las compañías navieras que ya han puesto en marcha medidas para afrontar este nuevo reto.

La directiva tampoco da respuesta a una de las peticiones que la industria naviera ha venido realizando en los últimos años a las diferentes administraciones públicas y organismos internacionales, como es saber por cuál de las actuales alternativa a los combustibles fósiles hay que decantarse con el objetivo de focalizar las inversiones para la adquisición de nuevos buques.

Hay que recordar que en estos momentos, se están desarrollando tecnologías que apuntan a la utilización del Gas Natural Licuado (GNL), amoníaco verde, metanol e incluso hidrógeno, sin descartar la puesta en marcha de motores eléctricos o incluso de métodos de propulsión relacionados con la energía eólica.

Objetivo: reducción de un 80% de las emisiones de GEI para el año 2050

La normativa FuelEU Maritime establece un calendario para acelerar la descarbonización del sector a través de la promoción del uso de combustibles renovables y con bajas emisiones de carbono, por un lado, y tecnologías de energía limpia en los buques, por otro.

Asimismo, establece límites máximos para la intensidad media anual de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los buques de más de 5.000 toneladas de arqueo bruto que hacen escala en puertos europeos, independientemente de su pabellón.

Según la CE, el nuevo reglamento pretende que esas emisiones disminuyan gradualmente con el tiempo, comenzando con una reducción del 2% para 2025 y llegando hasta una reducción del 80% para 2050.

Por otro lado, para reducir la contaminación atmosférica en los puertos, los buques de pasajeros y portacontenedores atracados o amarrados deberán utilizar sistemas de suministro eléctrico terrestre (OPS) o tecnologías alternativas de cero emisiones a partir del 1 de enero de 2030 en todos los puertos europeos, mientras que a partir del 1 de enero de 2035 será obligatoria la utilización exclusiva de este sistema en todos aquellos puertos que ya lo hayan desarrollado.

Una de las obligaciones que impone este nuevo reglamento a las navieras es la presentación de un plan de seguimiento para cada uno de los buques que haga escala en los puertos europeos, independientemente de cual sea el pabellón bajo el que navegan. En ese plan de seguimiento, que deberá ser trasladado a lo que el reglamento califica como “verificador independiente”, deberá contar con un registro de los datos de las llegadas y salidas de cada buque en los puertos de la UE desde el 1 de enero de 2025. En concreto, esos datos deberán incluir los puertos de salida y llegada, y se obliga a establecer si se realizarán conexiones a sistemas OPS o las excepciones de porqué no se ha realizado, así como el consumo de combustible que se realiza en el propio puerto y durante el viaje.

Plan de Contingencia y monitorización para conocer el impacto real del ETS

El pasado mes de diciembre, en el seno del Consejo de Ministros de Transportes celebrado en Bruselas, un total de diez países, con España a la cabeza, impulsaron una Declaración para exigir medidas correctoras inmediatas ante el impacto del ETS, sobre todo aquellas que mitiguen o eviten el desvío de tráficos portuarios a terceros países, algo que, según España, “ya se está produciendo”.

Los países impulsores de esta Declaración piden la revisión del sistema ETS con criterios predictivos, es decir, que se incorporen herramientas que analicen riesgos futuros, como la desviación de rutas o el aumento de tráfico en puertos no europeos. También se reclama la ampliación de la lista de puertos en riesgo para aplicar las normativas al respecto.

La Declaración, además, propone la aprobación de un Plan de Contigencia para diseñar, antes de junio, medidas con las que responder a las amenazas en el caso de que se materializaran, entre las que destacaría la asignación al transporte marítimo un mayor porcentaje de los fondos recaudados del sector y ajustar el ETS para tener en cuenta el resultado de las negociaciones en la OMI durante 2025 y evitar la doble imposición a las navieras.

Hasta el momento, hay una serie de indicios que ya hacen pensar que la aplicación del ETS está teniendo sus primeros efectos. El primero de ellos es el crecimiento de puertos vecinos no europeos. Según un informe de la Autoridad Portuaria de Algeciras, en 2024 los puertos no europeos cercanos incrementaron su capacidad operativa un 3%, mientras que los puertos europeos perdieron un 2%.

Por otro lado, se han anunciado importantes desarrollos en terminales portuarias de transbordo fuera del mercado europeo y ajustes en los itinerarios de las navieras para minimizar las distancias reportables bajo el esquema de emisiones.

Asimismo, el riesgo de un cambio modal hacia el transporte por carretera es cada vez mayor, ya que dicho modo actualmente no se enfrenta a las mismas exigencias del ETS. Esta transición podría aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero, socavando el objetivo de la política climática europea.