El que escribe no sale de su asombro cuando, en algunas de las numerosas conversaciones que mantiene con él, le asegura que el pasado fin de semana ha estado en el puerto de Sagunto. “Había un barco y quería hablar personalmente con el capitán; quería asegurarme de que estaba todo en orden”. ¿Pero usted no está ya jubilado? Sí, claro, pero me gusta estar pendiente de algunas cosas. Este es Fran-cis-co-ro-ca-mon-zó, tal y como a él le gusta recitar cuando llama y se identifica por teléfono.
¿Cuál es la clave para mantenerse en forma mental y físicamente? No hay una única respuesta a esta inquietud tan vital, pero en la esencia de Paco Roca pueden hallarse algunas respuestas. “Tozudez, rutina, inteligencia, fuerza de voluntad, trabajo y que te guste lo que haces; esas son las claves y además es lo que yo aconsejaría a cualquier persona que empiece a trabajar en el sector”.
Tozudez
Y es que hay pocos que puedan presumir de que el sector haya bautizado un paso de cebra –con semáforo incluido- con su nombre (gracias a su persistente reivindicación en todos los foros imaginables) o que su opinión fuera decisiva para que se construyera el parking de JJ Dómine. Dos ejemplos de perseverancia.
“Yo no soy más que uno más que ama y defiende su puerto”. Es posible, pero también es cierto que son muy escasos los que lo hacen con la misma insistencia y vehemencia. Cuando un gobierno municipal llama a tu puerta porque quiere saber cuál es la opinión de todo un sector, es porque algo trasciende, sin duda.
El origen
Francisco Roca Monzó vivió hasta los 9 años en la céntrica calle valenciana Corretgeria, desde donde se mudó a la marítima calle de la Reina. Ese mismo año falleció su padre. Su madre tuvo que sacar adelante la familia durante “los muy difíciles tiempos” de la posguerra. “Sin lugar a dudas, mi madre es la persona que más me ha influido en el plano personal. Trabajó muy duro como administrativa en una oficina; con su esfuerzo diario consiguió sacar adelante a sus cuatro hijos (yo era el menor) y todos tuvimos estudios. Mi madre fue un ejemplo en todo, para todos”.
Cuando emerge el tema de la Guerra Civil es inevitable trazar un paralelismo, aunque sea lejano, con los tiempos que estamos viviendo de pandemia, toques de queda o cierres perimetrales. “Las dos situaciones son muy malas e indeseables, porque mueren muchas personas; pero la diferencia está en que en la guerra nos matamos entre nosotros y fueron muchísimos años de sufrimiento, y también de miedo, por supuesto”.
Jubilación: ¿What?
Con 90 años a sus espaldas, Roca Monzó piensa que la jubilación “es una fase de mi vida que ya he pasado. Yo ahora, salvo que haya algo realmente complejo, me dedico a lo que más me gusta: a disfrutar de la gente y del puerto, al que tanto amo”. Efectivamente, el día a día de las empresas está en manos de su nuera, Pepa, pero inevitablemente su cabeza y su alma siguen diariamente conectados a la actividad. Así, es una persona de asistencia fija a reuniones (también webinarios) de la Autoridad Portuaria de Valencia, Propeller Valencia (del que fue su primer presidente y cofundador), Asociación Naviera (de la que también fue presidente) y todo aquello que huela a puerto.
Francisco Roca Monzó. Ilustración: Alba Prado Su madre tuvo que sacar adelante la familia durante “los muy difíciles tiempos” de la posguerra
Yo no soy más que uno más que ama y defiende su puerto
Sucesión
Llegados a este punto entramos en un asunto que no deja de ser sorprendente porque sus dos hijos, Miguel y Ana, afrontaron caminos profesionales un tanto alejados del sector. Él como docente en un colegio cercano a la capital y, ella como profesora de ballet y fisioterapeuta.
“Los hijos deben dedicarse a lo que más les atraiga, no a lo que más les guste a sus padres. Pero no tengo ningún problema con la sucesión en mis dos empresas. Mi hija política Pepa, mi nieta Lucía y su esposo Guillem están trabajando en Roca Monzó S.L., desde hace tiempo, totalmente a mi plena satisfacción”.
Casualmente, el día de la entrevista su bisnieta está de visita en las oficinas de Roca Monzó. Duerme plácidamente en el despacho de su abuela Pepa y a pocos metros de su madre, Lucía. Como la ocasión lo merece, y sin ánimo de turbar el descanso de la bebé, una fotografía inmortaliza a los allí presentes.
Francisco Roca Monzó junto a su nieta, Lucía, y su bisnieta, en una visita a las oficinas. Memorias
Una de las principales tareas de su día a día se centra en ejercitar la mente y él lo sabe bien. “Estoy enfrascado en escribir mis memorias; todos los días le dedico un buen rato”.
Armado con un lápiz y las tradicionales fichas pautadas de cartulina, va rescatando de las esquinas más inverosímiles de su cerebro anécdotas, fechas, nombres, pensamientos… y con la paciencia de un amanuense va ordenando el esqueleto de lo que serán los recuerdos de toda una vida y de una profesión.
“Me da mucha rabia porque hay cosas que no recuerdo bien (una fecha, una hora, un lugar…) pero de repente un día me acuerdo y enseguida lo apunto en la ficha correspondiente”.
Le insinúo que no sea tan exigente consigo mismo, porque quizás no todos los detalles son tan importantes como él cree que son, pero es una apreciación que no encaja demasiado en un carácter tan esencialmente “exacto y preciso”.
Política
Francisco Roca Monzó ha sido tentado hasta tres veces por los tentáculos de la política, pero siempre ha declinado para dedicarse a su empresa y al puerto. Por eso y porque tiene una idea muy clara de lo que pasa en política: “Siento una enorme indignación, decepción y tristeza. Para opinar de algo hay que conocerlo o informarse bien. Estas personas que opinan negativamente sobre la ampliación del puerto ya empiezan confundiendo los términos”.
“Algunos políticos son capaces de todo con tal de sobrevivir en sus cómodas e inmerecidas posiciones. En este caso concreto se ha generado, por unos pocos, una interesada desinformación que increíblemente va en contra de lo que es muy bueno para la inmensa mayoría”.
Roca Monzó argumenta sus afirmaciones recitando casi de memoria las 23.000 empresas que utilizan el puerto, los 5,4 millones de TEUs movidos en 2020, los 80,8 millones de toneladas contabilizados o los 40.000 puestos de trabajo generados.
“¿Dejamos escapar la Terminal Norte sin fundamento alguno? ¿Es que no estamos muy necesitados de puestos de trabajo en la Comunitat Valenciana? ¿Por qué no podemos dejar terminada una gran obra generadora de riqueza para todos? A los que se oponen: ¿Conocen el tema a fondo? ¿Han visitado alguna vez el puerto?... Yo me ofrezco a enseñárselo”.
Puerto de Valencia
Francisco Roca Monzó profesa devoción por el Puerto de Valencia, no lo puede evitar y eso es algo que transmite con cada afirmación que hace. Cuando comenzó hace 73 años ya tenía bien claro que el puerto iba a llegar donde ha llegado. “La naturaleza no nos ayudó en nada. Pero los auténticos valencianos supieron apostar por un magnífico puerto. Gracias a la extraordinaria labor de los diferentes ingenieros que han ido sucediéndose en su construcción. Gracias por supuesto, también, a todos los que trabajaron y trabajan actualmente en el puerto, que ponen su máximo esfuerzo y luchan porque el puerto de Valencia siga subiendo peldaño tras peldaño. Todo ello con una competencia feroz entre puertos.”
“Desde hace muchos años tengo una fe ciega con mi puerto. Su progreso obedece a que todos los que trabajamos en él, por encima de todo, lo amamos. En cierto modo, nos ayudamos entre todos a que todo salga bien. Hay diálogo entre nosotros. Casi diría que nos conocemos todos positivamente”.
“Siempre pongo un ejemplo. El puerto de Valencia es como una gran orquesta, tiene muchos músicos y con instrumentos diferentes. Cada músico se esfuerza mucho en tocar bien su instrumento. Entonces se escucha una magnífica sinfonía. Dado que también tenemos un excelente director, la sinfonía que resulta es todavía más que perfecta”.
Un referente profesional
Una conversación con Francisco Roca Monzó puede prolongarse casi eternamente. No sólo es un magnífico conversador, sino que además no hay tema del que no tenga opinión. Por si fuera poco, las décadas de experiencia que atesora son un aliciente para todos aquellos que siempre andamos buscando alguna cosa en el poso del sector.
Sin duda, Francisco Roca Monzó es un personaje singular, una persona que no deja indiferente a nadie y un referente profesional de primer nivel en unos tiempos en los que, precisamente, no andamos muy sobrados de ellos.
Francisco Roca Monzó, en el paso de cebra que conecta JJ. Dómine con los tinglados. La naturaleza no nos ayudó en nada. Pero los auténticos valencianos supieron apostar por un magnífico puerto
Defina con una palabra a los siguientes gestores portuarios con los que ha coincidido en su trayectoria profesional:
- José Luis Vilar: Bondadoso.
- Salvador Castellano: Simpático.
- Fernando Huet: Dispuesto.
- Juan Antonio Mompó: Serio.
- Rafael del Moral: Carácter.
- Rafael Aznar: Educado.
- Aurelio Martínez: Extraordinario.
El libro de FRMFrancisco Roca Monzó guarda varias joyas en su despacho, ya sea en forma de fotografía, de documento añejo o de libro de tapas gruesas y contundente. Entre todas ellas llama especialmente la atención una carpeta marrón de anillas en la que “está absolutamente todo lo que es este negocio”.Casi un centenar de cuartillas mecanografiadas y ya perjudicadas por el paso del tiempo, con los ojales reforzados con arandelas adhesivas de plástico y ordenadas alfabéticamente, conforman lo que Roca Monzó considera un “manual de consulta de la profesión”. “Esta carpeta jamás ha salido de mi despacho, porque sabía que podía no regresar, pero estaba a disposición de toda la plantilla. Cualquiera podía venir a consultarla”.El libro de apuntes viene a ser un glosario comentado de toda la terminología utilizada en el mundo del shipping y que sigue en gran parte vigente. Además, incluye una serie de consejos o sugerencias de cómo actuar ante determinadas situaciones que forman parte del particular sello “Roca Monzó”.Vale la pena transcribir aquí el prólogo y que hay que saber leer con la condescendencia que otorga el paso del tiempo:Prólogo“USE YOUR HEAD” (Utiliza tu cabeza). No hemos podido encontrar una forma mejor de empezar estos apuntes.La inteligencia es el complemento imprescindible de la voluntad en el trabajo, sirve de bien poco tener una sola de estas condiciones.Para que logremos un hombre útil para una empresa, para sí mismo y para los suyos, es totalmente necesario que reúna las dos condiciones anteriormente comentadas, a saber: INTELIGENCIA Y CAPACIDAD DE TRABAJO.
La historia de FRMFrancisco Roca Monzó guarda otra joya en su librería. Se trata de una segunda carpeta de anillas, esta vez más grande y de formato horizontal con unas tapas azules en símil de piel sobre las que hay pegada una pequeña cinta con la leyenda “Roca Monzó, S.A.”, impresa en aquellas máquinas manuales que marcaban en relieve cada una de las letras.Este documento viene a ser una suerte de memoria de la empresa en la que se jalonan imágenes representativas con datos económicos, estadísticas y otro tipo de elementos.Especialmente llamativos son los gráficos estadísticos, trazados a mano en hojas de papel milimetrado unidas por los extremos y cuidadosamente plegadas para que encajen bien en la carpeta. “Para mí era necesario saber cómo íbamos evolucionando, y esta tarea me ayudaba a tenerlo controlado y me servía para poder comparar unos años con otros. También, pasados los años, hacen su función como una memoria de la actividad de la empresa”.
Francisco Roca Monzó LeerLa vida de Francisco Roca está llena de carpetas. Hay una roja de plástico que utiliza a diario y que transporta de un lado a otro. Una gran etiqueta en la portada indica su utilidad: LEER.Aquí es donde guarda a diario todos aquellos artículos o documentos que, recortados pacientemente con un abrecartas, considera que es necesario leer en el momento del día especialmente destinado a este menester, ni antes ni después.“Guardo lo que me interesa y luego lo leo todo, desde el principio hasta el final”. El que escribe da buena fe de esta afirmación y de las numerosas conversaciones originadas tras la atenta lectura de una mente preclara como la de Roca Monzó.
ANA“Ella es quien me soporta todos los días; me dice las cosas con sinceridad y es un apoyo fundamental, por supuesto”. Ana Jorro, esposa de Francisco Roca Monzó, tiene apenas cuatro años menos que él y se conserva con la misma vitalidad y energía. Difícilmente podría haberle seguido el ritmo si no fuera así.No tiene claro cuántos años llevan casados, “pero los suficientes para llevar tres anillos: el de la boda, el de las bodas de plata y el de las de oro”. Como no se queda tranquilo con tamaña imprecisión, como impulsado por un resorte agarra su teléfono móvil y marca rápidamente un número con un puntero:- Ana, ¿cuántos años llevamos juntos?- Paco, es que ahora me pillas que iba…- Es que necesito saberlo ahora. Estoy en una entrevista y me lo han preguntado.- Paco, cariño, llevamos casados 63 años.
RutinaFrancisco Roca Monzó se levanta todos los días, sin excepción, a las 5:30 horas. “¡Y me levanto sin despertador! Eso está muy bien, pero cuando cambian la hora me cuesta unos 15 días adaptarme” y eso no lo lleva nada bien, apunto yo.“Nada más levantarme desayuno lo que me ha dejado preparado la noche de antes mi esposa Ana; a las 6:00 bajo a la portería para recoger el periódico y darle una mirada rápida; me afeito; me visto de gimnasia y a las 6:53 me voy al gimnasio (que está a 7 minutos de mi casa). Regreso a casa a las 8:07, me ducho, me visto como corresponde y a las 9:00 me voy conduciendo al despacho de mis dos empresas (Roca Monzó y TransLaniet). Me encierro en mi mini-despacho y leo toda la prensa marítima que cae en mis manos (recorto y guardo lo que me interesa para leerlo con detenimiento); mantengo las relaciones con mis amistades y escribo algo de mis memorias, que ahora tengo entre manos. A las 11:30 bajo a tomar algo a una cafetería de JJ Dómine. A mediodía, si no he quedado con alguien, como en la misma cafetería. Por la tarde, más de lo mismo hasta las 18 horas que retorno a casa; convivo con Ana; pijama y batín; trabajo particular de la casa; leo la prensa con atención; cenamos y vemos algo la TV, normalmente el tiempo en el Canal 1, que es lo único que se puede ver, la verdad”.Esta rutina, difícilmente quebrantable, es la que le sostiene y la que le ha hecho superar una fractura de fémur cuando tenía 85 años y de la que no le queda el más mínimo rastro al caminar. Pero también la fuerza de voluntad. “Siempre digo que la voluntad es el gran motor de la vida. Le pido a Dios que me ayude en el día que comienza y, hasta hoy, no me ha fallado nunca. Se puede ver el mismo paisaje, de noche o de día. De noche todo son sombras y oscuridad; de día hay luz y buena visibilidad, se ve todo. Hay que animarse pues con la luz que nos da el nuevo día y tomar fuerzas para comenzarlo”.
Francisco Roca Monzó Siempre digo que la voluntad es el gran motor de la vida.Le pido a Dios que me ayude en el día que comienza y, hasta hoy, no me ha fallado nunca