BARCELONA. El traje de buzo, hallado aplastado hace algunos años en antiguas dependencias de la Autoridad Portuaria, tendrá como destino el futuro Museo y Centro de Interpretación del puerto del Lago Marítimo, en los terrenos portuarios del Llano Amarillo, en Algeciras. Como explicó el presidente de la Autoridad Portuaria de Algeciras (APBA), Gerardo Landaluce, la iniciativa se engloba en el Plan de Conservación y Puesta en Valor del Patrimonio Histórico de la institución.
Dicho plan pivota sobre la rehabilitación de bienes inmuebles como el Fuerte de la Isla Verde o los faros de Camarinal, Carbonera o la Isla de Tarifa, pero también contiene más de 400 elementos muebles. Landaluce adelantó que muchos de ellos formarán parte de la exposición del citado Museo. “Con este tipo de iniciativas el objetivo de la APBA es conservar, recuperar y poner en valor dándolo a conocer el legado histórico y patrimonial que ha llegado hasta nuestros días, misión en la que la institución portuaria lleva invertidos casi 3 millones de euros en los últimos 3 años”, comentó el presidente.
El director general del IAPH, Juan José Primo, aseguró que el traje clásico de buzo de Algeciras es una pieza singular y única en el patrimonio cultural de Andalucía. En España se conservan escasos ejemplares sin restaurar debido a su mejor estado de conservación, algunos en colecciones de museos como el Massó de Bueu en Pontevedra y el Marítimo de Barcelona. Todos se inspiran, aunque evolucionados y perfeccionados, en el hito que supuso el primer traje de buceo cerrado, inventado en 1837 y patentado por Augusto Siebe.
El equipo restaurador, formado por Mili Jiménez, Cristina San Martín, Carmen Ángel y Marina Muñoz, detalló los trabajos acometidos en el IAPH que han permitido, por un lado, solventar el deterioro de las piezas -provocado por la fragilidad de los materiales y el paso del tiempo- y, por otro, mantener la estructura y forma del traje para su exposición en vertical, de manera que quien lo contemple pueda verlo tal y como si lo vistiera un buzo. “Ha sido un reto porque nunca nos habíamos enfrentado a algo así”, explicó Carmen Ángel, siendo el caucho del traje el material que más problemas ha dado por su estado cristalizado.