La tercera jornada de huelga de la estiba en los puertos del Atlántico y el Golfo de Estados Unidos comienza a hacerse notar ya en los principales puertos, donde se han empezado a formar colas de portacontenedores fondeados.
BILBAO. Al menos 45 buques portacontenedores que no han podido descargar, se mantienen fondeados frente a los puertos de la costa Este y del Golfo de Estados Unidos afectados por la huelga, frente a tan sólo tres el pasado domingo, antes del inicio de la primera huelga de la estiba en casi 50 años, según Everstream Analytics, citado por Reuters.
Bloomberg, por su parte, cifra en “más de tres docenas de buques portacontenedores” los que se encuentran fondeados este jueves 3 de octubre, comenzando a formar un cuello de botella que crecerá a medida que la huelga de los trabajadores portuarios se intensifique y amenace con interrumpir las cadenas de suministro en Europa y Asia.
Desde el inicio de la huelga el pasado martes se han acumulado aproximadamente 12 buques por día
Según la aplicación de rastreo de buques Seaexplorer de Bloomberg y Kuehne+Nagel, desde el inicio de la huelga el pasado martes, se han acumulado aproximadamente 12 buques por día.
Así, según Seaexplorer, este jueves había 3 portacontenedores frente al puerto de Houston; 2 en la costa de Mobile, Alabama; 13 buques esperando para atracar en Savannah, Georgia; 6 cerca de Charleston, Carolina del Sur; 8 en fila alrededor de Norfolk, Virginiam y 6 haciendo cola para Nueva York-Nueva Jersey
Esa cifra de 38 buques en la mañana de este jueves es mayor que las 28 registradas el día anterior.
Pérdida de capacidad
Por su parte, la consultora Sea-Intelligence estima la pérdida de capacidad de toda la industria del transporte marítimo de contenedores en un 2,5% en la primera semana de huelga.
Según ha señalado Everstream, los retrasos en el transporte marítimo podrían duplicarse para finales de esta semana y la congestión resultante podría tardar semanas, incluso meses, en aliviarse. Una alternativa pasa por navegar hasta los puertos de la costa Oeste de Estados Unidos a través del Canal de Panamá, un viaje de miles de millas que aumentaría los costos y añadiría semanas a los tiempos de entrega.